domingo, 15 de abril de 2018

El Corte Inglés, ¿quién fabrica sus marcas blancas?

MADRID.- Al igual que todos los supermercados, El Corte Inglés tiene sus marcas blancas que son fabricadas por otras empresas mucho más conocidas. Entonces, ¿Por qué son más baratas si son las mismas fábricas? Pues porque los anunciantes se ahorran parte de la publicidad y promoción, lo que les hace tener que invertir menos en el producto final y poder poner un precio mucho más económico, según https://www.merca2.es/el-corte-ingles-marcas-blancas/10/.

El hecho de saber que los productos de marca blanca están fabricados por otras de gran calidad, como es el caso de Casa Tarradellas y las pizzas de Mercadona, hace que los consumidores se animen más a probar estos productos que son más baratos y que prometen una calidad muy buena.
¿Quieres saber cuáles son las principales marcas blancas de El Corte Inglés? A continuación desvelamos quién fabrica las marcas blancas de El Corte Inglés. No te lo pierdas.
La leche de la marca blanca Aliada, que es el nombre que lleva la marca blanca de El Corte Inglés, es en realidad propiedad de la conocida marca de Central Lechera Asturiana. Es una de las marcas de leche más conocidas y comercializadas y es que, ¿Quién no se ha bebido nunca un vaso de leche de esta casa? Y ya no solo de leche, sino de batidos o de natas para cocinar.
Quizá es por eso por lo que la leche de Aliada tiene una fama bastante buena y muchas personas prefieren ir específicamente a este supermercado para meter en el carrito de la compra la marca blanca de Central Lechera Asturiana. Aclarar que solo tenemos información con respecto a la leche. No sabemos si el resto de productos lácteos de Aliada, como los batidos, proceden de la misma fábrica.
¿Quién no se ha levantado un domingo después de una noche con amigos y ha decidido hacerse un plato de pasta para comer? Creo que todos hemos hecho esto alguna vez, especialmente cuando se es joven y eso de cocinar comida sana no es lo primordial. La pasta de la marca blanca de El Corte Inglés es una de las más populares ya que tiene un precio bastante bueno para la calidad que ofrece, y no es de extrañar.
La marca conocida de la pasta de El Corte Inglés es nada más y nada menos que Gallo. La empresa Gallo lleva muchos años en el mercado y es lo que hace que sea una de las opciones más habituales de los consumidores. ¿Seguirá siendo igual cuando muchos de ellos descubran que la pasta de Aliada está hecha por Gallo?
Aunque no soy una persona amante de las salsas, tengo que admitir que de todas, me quedo con la mayonesa. En casa siempre hemos comprado la marca Ybarra, ya que es la que más nos gusta, así que imaginad la sorpresa cuando descubrimos que la mayonesa de El Corte Inglés, de la marca Aliada, está fabricada por Ybarra.
La textura y el sabor son muy parecidos, por lo que es una muy buena opción para usar en ensaladillas o en cualquier otro plato que se necesite una gran cantidad de mayonesa ya que el precio es bastante más bajo que en la original. Así que si quieres una mayonesa que esté bien de precio y que tenga una buena calidad, la de Aliada es una buena opción.
Las ensaladas deberían estar incluidas en nuestros menús diarios ya que son platos saciantes y muy sanos que nos ayudarán a mantener la línea (y a perder los excesos de las Navidades, que seguro que las cenas han sido fantásticas y llenas de platos un poco calóricos). Es por eso por lo que siempre recomiendo tener alguna que otra ensalada ya preparada en la nevera de casa.
¿Cuál escoger? En el mercado hay multitud de opciones pero las ensaladas preparadas de la marca Aliada son muy sabrosas y económicas. Lo mejor de estas ensaladas es que son fabricadas por Florette, la marca líder en ensaladas y verduras, así que, ¿Qué más se puede pedir?
El aceite de oliva de la marca blanca de El Corte Inglés es buenísimo. Tiene un sabor intenso y un olor muy agradable, muy típico de los aceites de alta calidad y es que las marcas blancas también tienen productos buenos, especialmente cuando están fabricados por empresas tradicionales como es Coosur.
Coosur es el responsable directo de la elaboración del aceite de oliva que se vende en El Corte Inglés. Su precio, claro está, es mucho más reducido que si compramos el que lleva la marca original en la etiqueta. Así que si quieres un aceite de buena calidad y un buen precio, el de Aliada no está nada mal.
Comprar cervezas de marca blanca para cada día es algo muy habitual ya que son mucho más económicas y tienen más cantidad. Ahora bien, ¿Cuál es una buena opción? Esto depende mucho de cómo te guste a ti la cerveza, si rubia, negra, tostada, roja…, es una decisión muy personal, por lo que te recomiendo conocer los fabricantes de las marcas blancas de cervezas (Carrefour, Mercadona, Lidl, El Corte Inglés…).
El Corte Inglés, por ejemplo, ofrece una amplia variedad de cervezas, con y sin alcohol, que están fabricadas por Mahou, aunque estén bajo el nombre de Aliada. Así que si te suele gustar la cerveza Mahou, te gustará esta de El Corte Inglés. Muy económica y variada.
En cuestión de quesos siempre apuesto por lo seguro y compro marcas conocidas, pero, ¿Y si las marcas conocidas también fabrican quesos de marcas blancas? ¿Que dirías? Serían más económicos y tendrían un sabor espectacular. Este es el caso de la marca blanca de El Corte Inglés, Aliada, que ofrece los quesos de la familia García Baquero.
García Baquero trabaja con quesos de oveja, con quesos de cabras y con quesos de vaca, por lo que todos los quesos de la marca Aliada vienen directamente de las fábricas de García Baquero, un referente en el mundo de lo lácteos y de los quesos. ¿Te animarás a probarlos y a compararlos? Es posible que te lleves alguna sorpresa.
¿Eres amante del chocolate? Entonces te alegrará saber que los chocolates de la marca Aliada son fabricados por la marca Valor, una empresa líder en todo tipo de chocolates (y no es para menos ya que llevan en funcionamiento desde el año 1881). En principio parece que todos los chocolates los fabrican en la misma fábrica, por lo que la calidad será excelente.
Chocolate negro, chocolate con leche, chocolate intenso, chocolate blanco, chocolate con avellanas, con almendras, extrafino…, una gran variedad, sin ninguna duda, es más, parece que incluso la marca Aliada ofrece más opciones que la propia marca Valor. No te quedes con la duda y compáralos. Es posible que salgas ahorrando.
Si hay algo que no puede faltar en un desayuno para estar completo es un buen vaso de zumo de naranja. Lo ideal es que el zumo de naranja sea natural y exprimido al momento, pero no siempre tenemos el tiempo suficiente para hacerlo, ¿No es cierto? Es por eso por lo que siempre recomiendo consumir un zumo de naranja refrigerado pero de calidad, como el de la marca Aliada.
El zumo de naranja de la marca blanca de El Corte Inglés está fabricado por Don Simón, la empresa líder en zumos envasados. Es un zumo bastante económico y tiene una sabor bastante bueno, por eso de que está fabricado por la empresa de Don Simón, aunque donde esté un buen zumo natural que se quite todo lo demás.
Dejamos el plato fuerte, y nunca mejor dicho, para el final de la lista. Se trata del whisky de la marca blanca de El Corte Inglés. Normalmente no recomendaría a nadie tomar bebidas destiladas de marcas blancas, ya que no suelen ser demasiado buenas, pero este caso es muy diferente.
El whisky de El Corte Inglés está fabricado por la empresa escocesa de Angus Dundee. Es un whisky muy popular en Edimburgo que está ganando terreno en nuestro país ya que, además, tiene un precio bastante asequible, tanto en la marca blanca como en la marca principal. Así que si quieres tomar un vaso fuerte pero sabroso, esta es una buena opción y es que las marcas blancas El Corte Inglés no están nada mal.

Los secretos de La Moncloa, el gran centro de poder en España


MADRID.- Es una miniciudad a cinco minutos de Madrid que tiene como objetivo apoyar al presidente del Gobierno, que es su único inquilino. Así es La Moncloa, un territorio al que muy pocos tienen acceso, y así trabajan los asesores de Rajoy, según un reportaje de El País.

Antes de las ocho, a la misma hora en que Rajoy termina de machacarse en la elíptica, comienzan a encenderse las luces en un inmueble con forma de H contiguo a la burbuja de alta seguridad que alberga su despacho y el salón del Consejo de Ministros. El llamado edificio de Semillas, construido en 1950 dentro del pomposo estilo historicista que domina la arquitectura del poder al oeste de Madrid, se utilizó durante décadas como laboratorio de simientes selectas. 
En 1977 experimentó una inusitada metamorfosis. Y se convirtió en laboratorio de ideas. Desde entonces alberga al equipo de asesoramiento del presidente del Gobierno. Su ingesta diaria de neuronas. Sus guardaespaldas intelectuales. Con el jefe del Gabinete, José Luis Ayllón, como director de orquesta. Eva Valle en el papel de directora de la Oficina Económica. Y Cristina Ysasi-Ysasmendi al frente del Departamento de Seguridad Nacional y número dos del Gabinete. Un político bregado desde la base, una tecnócrata placeada en el FMI y una alta funcionaria que conoce todos los resortes de la Administración.
Son la bisagra. Los ojos, oídos, la voz sin sordina y, llegado el caso, el puño de hierro del jefe del Ejecutivo. Los analistas que tienen que advertirle de los riesgos al final de cada curva política; interpretar su pensamiento y componerle discursos memorables; diseñar respuestas y réplicas y contrarréplicas rápidas, mordaces y fundadas (Rajoy es un obseso de la trazabilidad de cada dato que le proporcionan) para sus citas parlamentarias; convertirle en un líder indiscutible en el show del estado de la nación; realizar un exhaustivo seguimiento del cumplimiento del programa electoral; coordinar, vigilar y poner orden entre los estancos y recelosos departamentos ministeriales (y sus titulares aspirando a ocupar un día su sillón de La Moncloa); aconsejarle qué hacer, a quién ver, adónde ir (“hay que proteger al presidente incluso de sí mismo”, sentencia José Enrique Serrano, director del Gabinete de Rodríguez Zapatero entre 2004 y 2011); calcular la oportunidad de cada anteproyecto de ley (y, cuando no conviene, congelarlo); gestionar las crisis y analizar las encuestas; manejar las delicadas relaciones con la Corona (todos los discursos del Rey, incluido el de Navidad, son leídos, retocados y visados desde Moncloa, donde también se valora la oportunidad de sus viajes y se prepara el guion de los encuentros de cada lunes entre Felipe VI y Rajoy); tramitar su relación con los ciudadanos (30.000 peticiones cada curso de las que se contestan el 99%). Incluso alimentar su cuenta de Twitter.
“Y todo sin olvidar cuál es tu lugar. Eres un asesor, un mediador, un secretario (que viene de secreto). No puedes usar en vano la voz del césar. Tú eres su major domus. El remolcador no puede ser el que dirija el portaaviones”, reflexiona Carlos Aragonés, director del Gabinete de José María Aznar entre 1996 y 2004. 
“No te puedes saltar los rangos. No decides: asistes y aconsejas. No puedes tener una agenda propia. Si quieres poder real tienes que aspirar a un ministerio, no a trabajar en Moncloa. El Gabinete no tiene poder, sino influencia. Y, en todo caso, poder delegado. Cuando llamas a un ministro, sabe de parte de quién lo haces. Puedes reclamar todo lo que el presidente quiera ver. ¡Todo! Y luego ves lo que el jefe te deja que veas. El presidente es, de lejos, la persona mejor informada de este país”.
Unos argumentos que corrobora su sucesor en Moncloa (y buen amigo), José Enrique Serrano, un hombre al que incluso sus rivales reconocen estar sobrado de auctoritas: “El presidente decide cuánto debes saber. Por ejemplo, los análisis del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) llegan a Semillas por escrito y en sobre cerrado. Tú los recoges. Y el presidente te los muestra o no. El cliente de los servicios de Inteligencia es el presidente. El Estado es una montaña, y cuanto más asciendes, más ves. Pero en la cumbre solo hay sitio para una persona. Que lo ve todo. Porque está obligada a tomar las decisiones”.
Serrano insiste en que la fisonomía y funciones de cada Gabinete dependen de la personalidad del jefe del Gobierno y de la persona que ponga al frente. Su número dos en Moncloa durante la primera legislatura de Zapatero (y negro del presidente socialista, con un récord de 150 discursos redactados en un año), Enrique Guerrero, hoy eurodiputado, apoya esa idea: “Zapatero confiaba mucho en su círculo externo a La Moncloa, y estaba todo el día colgado al móvil. Aznar era muy disciplinado y se apoyaba en una estructura más formal. Y Felipe representaba el tipo con criterio propio, intuición y capacidad de análisis. Usaba el Gabinete de una forma más heterodoxa que Aznar. Pero ambos se leían todo”. Gabriel Elorriaga, subdirector del Gabinete de José María Aznar entre 1996 y 2000 y hoy director internacional del Grupo Planeta Formación, recuerda: “Aznar se leía todos los papeles que le mandábamos y nos los devolvía subrayados y glosados. Era un empollón”.
¿Y Rajoy? Alguien que ha trabajado a su lado como consejero describe su estilo: “Como persona es más fácil que Aznar, pero como asesorado es más impermeable. No le gusta tomar la iniciativa. Se piensa mucho las decisiones. El asesoramiento con él es menos productivo que con otros presidentes”.
Como resultado del temperamento de cada líder, el Gabinete de Felipe González (bajo su presidencia se creó la metodología y el esquema del staff, dividido en departamentos que funcionan como espejo de los ministerios) fue el más numeroso, muy de partido y dedicado al control político de los ministros bajo el dictado de Alfonso Guerra. 
Aznar cedió la célula de Moncloa a sus jóvenes cachorros liberales (Aragonés, Elorriaga, Tomé, Lasquetty, Timermans), un equipo muy compacto ideológica y personalmente que funcionó de forma engrasada. 
Zapatero, ante lo inesperado de su victoria en 2004, recurrió en su primera legislatura a los gabineteros de Felipe (Serrano, Guerrero y Martínez-Fresno) y se confeccionó un Gabinete a su medida en la segunda, con su primo José Miguel Vidal Zapatero como director adjunto. 
Y Moragas, en plena crisis de 2011, tiró de altos funcionarios, reservándose la política exterior y de seguridad y renunciando a la económica, que asumió Álvaro Nadal y después Eva Valle.
Para que el presidente afronte en las mejores condiciones lo que Aragonés define como “el temblor de la gran decisión”, la obligación de esos equipos es suministrarle información independiente. Ser sparring y coach. A través de notas de despacho (el Gabinete de Serrano redactó 14.000 en los siete años de Zapatero), “solo para los ojos del presidente”, confidenciales, concisas y, a poder ser, entretenidas (para que se las lea). 
“Que pongan en relación información de distintas fuentes”, explica Cristina Sádaba, exasesora de política nacional de Rajoy. “Con honestidad, libertad intelectual y sentido crítico”, concluye. Informes en los que cada experto de Semillas está obligado a mojarse y rubricar las opiniones que suministre al “jefe”. Salpimentarlo, recibir el visto bueno de los gabineteros jefes y servir el cóctel al presidente. Y que este ejecute. O no.
“Cuando un jefe de Gobierno tiene que tomar una decisión crucial, nunca elige entre una solución buena y otra mala, sino entre una mala y otra peor”, explica el diplomático Bernardino León, secretario general de la Presidencia con Zapatero entre 2008 y 2011 y hoy director de la Escuela Diplomática de Emiratos. 
“Como asesor debes ser responsable, tener buen juicio y afinar tus recomendaciones”, explica Aragonés, “porque, como nos decía Aznar, ‘ahora me toca a mí subir a la tribuna y soltarlo”. 
“Cuando haces un informe al presidente nunca sabes si te va a hacer caso. Pero aunque decida lo contrario, tienes que tomar esa decisión como tuya. Y defenderla. En eso consiste la lealtad. Te proporciona un baño de humildad. Y eso es bueno en Moncloa, donde abundan los egos”, explica Carlos Alonso Zaldívar, ingeniero y embajador, que fue jefe del Departamento de Estudios de Felipe González entre 1990 y 1994.
Trabajar en el laboratorio del presidente no es sencillo. Menos aún sosegado. A pesar del entorno bucólico y escurialense de La Moncloa. Y los plácidos e inmaculados pasillos de Semillas, por donde circulan en silencio analistas con traje a medida, ordenanzas de levita, guardias con tricornio y atildadas altas funcionarias. 
La actualidad manda. La realidad pulveriza la planificación. Y se trata de ir por delante. “Hay tres elementos que complican la vida a la hora de asesorar al presidente: la velocidad de los acontecimientos, la complejidad y variedad de los temas y la presión de los lobbies”, explica Antonio Núñez, asesor de Políticas Sociales del Gabinete entre 2012 y 2014. “Los asuntos que escalan hasta su mesa son siempre complicados”, explica Bernardino León. “Todo es duro. En Moncloa no hay día bueno. Hay que tener un talante y una dureza especial para trabajar allí. Le llaman sentido de Estado”.
La vida del director del Gabinete transcurre conectado a su presidente 24 horas al día, 365 días al año, con las vacaciones irremediablemente interrumpidas y jornadas de trabajo de 12 horas ambientadas por los trinos de las aves y el susurro de los cedros de La Moncloa. Su territorio es el enorme despacho de la primera planta de Semillas, que un día fue de Alfonso Guerra. 
A la derecha de su gran mesa, el sistema de videoconferencia de alta seguridad Malla B, de conexiones blindadas con los poderes del Estado. Sobre ella, toneladas de papel. Y alguna carpeta estampillada con el inquietante rótulo “¡Destruir!”. José Luis Ayllón, director del Gabinete desde enero, ya se ha convertido en el último trabajador en abandonar ese edificio pasadas las once de la noche.
El equipo de asesores del presidente Rajoy es pintoresco y multidisciplinar. Empezando por sus directores. Bichos raros en sus partidos. Mudos, distantes y solitarios. Refractarios a los focos. Soberbios en su humildad. Una atipicidad que les contagian sus jefes. Y provoca una curiosa relación de amor-odio entre ellos. 
“Eres el único que se puede cabrear con el presidente”, explica Jorge Moragas, director del Gabinete de Rajoy entre 2011 y 2017. “Nadie se atreve. Y a los ministros les ve en privado cada dos semanas. Nadie le discute. Excepto tú. Va en tu sueldo. Pero tienes que dosificar tu espíritu crítico. No puedes abusar de la cercanía. No puedes estar todo el día calentándole la oreja”. 
José Enrique Serrano, que trabajó con Felipe y Zapatero, reflexiona: “A la hora de que el presidente tome una decisión, su director tiene que tener todo en cuenta. Pero él no. El poder ciega. Llega un día en que se comienzan a oír gritos en Moncloa: ‘¡Presidente, esto no se puede hacer!’, y su respuesta es, ‘¡he ganado las elecciones!’. Y tú contestas, ‘la ley dice que las cosas se tienen que hacer de determinada forma’. Hay que tener mucho coraje para hacerle ver la realidad. Porque es el presidente”.
Miguel Sebastián, director de la Oficina Económica de Zapatero entre 2004 y 2006, asegura: “Yo era su abogado del diablo. Solo le decía la verdad. No tenía el BOE pero tenía el Power Point. Si él estaba feliz porque el paro había bajado de los dos dígitos, yo le aguaba la fiesta y le explicaba que en poco tiempo volvería al 15%. Era su tocapelotas económico particular”. “Tienes que hacer muchas llamadas a la realidad”, reflexiona Serrano. Pero en este oficio lo último que se puede ser es pelota”.
Javier Zarzalejos, secretario general de La Moncloa entre 1996 y 2004 y hoy responsable de FAES, el think tank de Aznar, cree que es clave hacerle ver la verdad al presidente por desagradable que sea. “Porque si no corres el riesgo de convertirte en la corte del faraón. Que desaparezca la tensión interna y el debate. No ha sido elegido para tener una vida fácil. Tu trabajo es protegerle, pero no aislarle. No puede estar a disposición de todos, pero tampoco puede estar en una burbuja”. 
Dentro de esa fauna endémica que ha gobernado el Gabinete desde 1995, José Enrique Serrano sería el político con mayúsculas; un profesor de Derecho con el Estado en la cabeza, que tardó décadas en pedir el carnet del PSOE. Carlos Aragonés, un diletante filósofo liberal tan iconoclasta en materia política como conservador en los usos y costumbres. Jorge Moragas, un inquieto diplomático apasionado por el protocolo (“es la plástica del poder”), que ha convivido durante 13 años con tres presidentes (González, Aznar y Rajoy). Y José Luis Ayllón, un estajanovista chusquero de la política, con una visión panorámica del Estado, muñidor de la Ley de Transparencia, íntimo de Soraya Sáenz de Santamaría y pieza clave en el futuro diseño electoral de Rajoy. No es un especialista en asuntos internacionales ni un old boy de ningún gran cuerpo del Estado, pero es un excelente cocinero de política nacional. Lo que necesita Rajoy.
Por debajo de Ayllón, la materia gris de Rajoy se compone de 47 asesores entre el Gabinete (35 analistas distribuidos en los dos pisos del ala norte de Semillas) y la Oficina Económica (12 personas en la primera planta del ala sur). El sótano concentra al equipo de Atención al Ciudadano. Y un pasaje custodiado por la Guardia Civil que comunica Semillas con el ala privada del presidente. Del despacho de Ayllón al de Rajoy hay dos minutos. 
El área blindada del líder del Ejecutivo solo está conectada con sus equipos a través de tres puntos estratégicos: el Gabinete (los asesores); la Vicepresidencia (la cocina política) y el Portavoz (comunicación y propaganda). A espaldas de este edificio se encuentra la que fue pista de tenis de Suárez, de pádel de Aznar y de baloncesto de Zapatero. Hoy languidece. Como los abandonados invernaderos de naranjitos de Felipe.
El ala sur del segundo piso de Semillas alberga la secretaría general, dirigida por la abogada del Estado Charo Pablos. Sus colaboradores son dos militares, el coronel Andrés Costilludo al frente del protocolo (del Estado y del presidente) y el coronel de la Guardia Civil Alejandro Hernández Mosquera como responsable de su seguridad. 
El número de efectivos policiales que dirige es secreto, aunque distintas fuentes los cifran entre 600 y 700, una combinación de guardias civiles y policías de los que en torno a 50 mujeres y hombres protegen a diario el círculo más próximo al jefe del Ejecutivo en tres turnos.
“El objetivo de la maquinaria de Moncloa es la asistencia integral al presidente”, explica Jorge Moragas. “Dentro de esa premisa, el Gabinete sería el software político, y la Secretaría General, el hardware, la parte tangible que se encarga de que todo funcione, desde los viajes y las comunicaciones hasta la informática y la logística. Los asesores pueden cambiar, pero esa parte técnica y administrativa de la secretaría general es clave para que aquello nunca pare, aunque cambien los presidentes”. 
Y sus titulares (los secretarios generales, que son los responsables de saber dónde se encuentra el jefe del Ejecutivo en cada momento), profesionales de su máxima confianza, a los que encarga delicadas misiones de Estado, como Javier Zarzalejos, pieza clave en la lucha de la Administración de Aznar contra ETA y miembro del grupo de contacto con la banda terrorista en Zúrich, en 1998, o Bernardino León, sherpa de Zapatero en el G20 y su superasesor internacional a partir de 2008. 
“Un buen día, los jefes de Gobierno descubren las relaciones internacionales y les fascinan, porque es el juego político por excelencia. En la segunda legislatura pasan de Soria a Siria. Y hay que llevarlos de la mano”, describe León.
Zarzalejos reconoce que la convivencia entre el Gabinete de Presidencia y la Secretaría General no es fácil. Tampoco lo es entre el departamento de Internacional de Moncloa con el Ministerio de Exteriores (Moragas se llevaba fatal con el ministro Margallo) ni el de la Oficina Económica con el Ministerio de Economía (Barea y Rato, y Sebastián y Solbes no se podían ni ver). 
Y mucho menos entre la Vicepresidencia con el Gabinete (sería el caso de Álvarez-Cascos y Carlos Aragonés o Teresa Fernández de la Vega con Serrano). Según Javier Zarzalejos, “surgen las lógicas fricciones. Y cada uno debe encontrar su sitio. Tienes una ubicación orgánica, pero es solo una parte de lo que te puede encargar el presidente. A mí Aznar me pedía papeles de estrategia en el País Vasco. Y al tiempo yo no opinaba de temas económicos ni sociales. Así es como Aznar repartía juego. Y funcionaba”. ¿Y Soraya?, para un sabio de La Moncloa, “se limita a ser la superasesora jurídica del presidente. Manda menos de lo que se piensa”.
La presidencia del Gobierno representa una partida de 36 millones de euros dentro de los 1.208 millones del presupuesto del Ministerio de la Presidencia. Los analistas reciben sueldos entre los 60.000 y los 100.000 euros al año. Salarios bajos para un analista sénior en el sector privado. Lo que dificulta el fichaje de talentos externos. De las 47 mentes pensantes de Semillas, 23 son altos funcionarios y 24 han sido captados extramuros. Todos adquieren el nivel 30 (el más alto de la Administración). “Pero el sueldo es lo de menos. Es una vida apasionante. Desmitificas otros puestos. Incluso ser ministro”, explica Moragas. “Yo tuve opción de ir al Gobierno y dije no. El ministerio que me ofrecía el presidente no me estimulaba. Hay 13 ministros y solo un director del staff del presidente”.
El Gabinete es un puré de altos funcionarios, asesores parlamentarios, profesores, consultores, sociólogos, expertos en redes sociales y gurús. Que varía en su estructura según la coyuntura: si pesa más la economía, la política internacional o la nacional (es decir, si se vislumbran elecciones). 
Según el catedrático de ciencia política Juan Luis Paniagua, el profesor que mejor ha analizado la estructura de La Moncloa (junto al politólogo Ignacio Molina), “los asesores suelen ser jóvenes profesores universitarios o de reciente acceso a la función pública. No tienen una gran carrera ni una filiación rotunda. Pero es clave que sepan buscar y administrar la información”. 
Se los conoce en política como porteros, fontaneros, cocineros o príncipes de las tinieblas. Son invisibles pero se dejan sentir. El líder habla a través de ellos. Cuando este cae, se evaporan. Y pasan a posiciones de escaso relumbrón. Al olvido. “En este trabajo no haces amigos”, sentencia Gabriel Elorriaga, que fue número dos del Gabinete de Aznar. “Te ganas fama de mosca cojonera. Entras en conflicto con los ministros porque nunca le dices al presidente lo que hacen bien sino lo que hacen mal. Los ministerios son una olla de grillos y chocan constantemente. Sobre todo con Hacienda. Y tienes que imponer orden. Estás presente en todos los órganos colegiados más importantes de la Administración. Y eres el hombre del presidente”. 
“Este trabajo no es un trampolín”, recalca José Luis Ayllón, el actual director. “Y, para mí, mejor. No soy mitómano, no me da vértigo este puesto. Sé de qué va esto. He pasado seis años con la vicepresidenta como secretario de Estado de Relaciones con las Cortes. He hablado en el Congreso hasta con Amaiur. Y estuve en 2011 en el traspaso de poderes con el PSOE. Y ahora se trata de apoyar al presidente. Mañana… ya veremos”.
La Moncloa tiene 20 hectáreas. Un tercio es la zona de seguridad del presidente, herméticamente vallada, alambrada y amurallada. Para el intruso no es fácil orientarse en ese laberinto. Lo mejor es recorrer su perímetro. Solo así se entiende la expansión del “centro presidencial” (como lo define el profesor Paniagua), desde aquel relamido palacio construido en 1953 por Diego Méndez, el arquitecto de cámara del general Franco, sobre una finca del siglo XVII, rodeado de monásticos caserones del Ministerio de Agricultura, al que llegó Adolfo Suárez en enero de 1977 y donde el Consejo de Ministros se celebraba en su comedor, hasta convertirse en un auténtico centro de poder a ocho minutos en coche del CNI y a diez de La Zarzuela.
El complejo se compone de 16 edificios donde trabajan 2.000 personas. Incorpora, además del edificio de Semillas, un helipuerto, el palacete de la vicepresidencia, el Ministerio de la Presidencia, inmuebles de servicios, seguridad, protocolo y comunicaciones; gimnasio, banco, ambulatorio, estafeta y parque móvil. Y un búnker que alberga, tras una gran puerta blindada, el Departamento de Seguridad Nacional (al mando del capitán de Navío Joaquín Castellón), desde el que el presidente conduciría las situaciones de crisis. Una de las últimas veces que desempeñó esa función fue durante la boda del príncipe Felipe, en mayo de 2004, cuando, ante la amenaza de un magnicidio, se reunió un gobierno de secretarios de Estado hasta que todo acabó bien.
Cuenta la número dos de Semillas, Cristina Ysasi, que cuando llegó a La Moncloa en 2011, tras el triunfo electoral de Rajoy, el edificio ofrecía un aspecto fantasmal. Los despachos de los analistas estaban desnudos y los discos duros borrados. Siempre ha sido así. Antes del traspaso de poderes, todo el material generado por el Gabinete saliente es retirado. Y queda a disposición del expresidente. Lo que sustrae a la historia documentos clave del jugo de neuronas desplegado por los asesores en cada coyuntura política. 
Para Carlos Aragonés, el hombre de Aznar entre 1996 y 2004, “se borran las notas de despacho del servidor de Moncloa. El presidente se las lleva en soporte digital. Es cierto, podrían acabar en el Archivo General de la Administración, porque explican cómo sucedieron las cosas, pero son documentos políticos. Incluyen apreciaciones y opiniones (incluso sobre ministros, empresarios y líderes mundiales) que no siempre son agradables. Hay juicios severos, análisis operativos, consejos de qué debería hacer el presidente en cada situación. Pero quizá es mejor que nunca se sepa qué pasó realmente y todo quede congelado entre aquellas cuatro paredes”.

Los bancos fían su futuro a un alza de los tipos que no termina de llegar

MADRID.- La travesía en el desierto a la que alguna vez ha hecho referencia el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, para referirse a la situación de anormalidad que vivía su entidad y el sector va a durar más de lo previsto, según elEconomista.

Hoy nadie duda de que el entorno es mucho mejor, pero las cuentas de resultados y la rentabilidad de los grupos financieros españoles seguirán bajo presión al menos en 2018 y 2019. A partir de entonces las esperanzas de volver a coger una velocidad de crucero son más optimistas. 2020 y 2021 serán dos ejercicios determinantes para que este ritmo se confirme.
Los planes estratégicos presentados en los últimas semanas por cuatro bancos recogen en gran medida esta percepción de lo que puede suceder, pero todo dependerá en gran medida de las decisiones que adopte el BCE. La política de estímulo económico aplicada en los últimos años se ha alargado, pero pronto tocará su fin. Los pasos que dé el organismo monetario determinarán si el sector consigue cumplir con estas expectativas. Así ha sido hasta ahora y así continuará siendo.
En los dos últimos años las entidades han esperado un cambio de tendencia en el precio del dinero y en el impulso del euribor para elevar sus márgenes operativos, pero el primero sigue plano, en el cero por ciento, y el segundo no para de descender en un terreno negativo inédito, del que no ha salido desde febrero de 2016. Ni siquiera los mensajes del BCE de que a finales de año empezará a endurecer su política han modificado el rumbo del euribor, la variable principal que mide los ingresos de la banca por su uso masivo en los créditos que conceden.
Desde hace tiempo la banca viene reclamando al organismo monetario mayor celeridad en el giro de su estrategia porque los efectos para la economía se pueden ser nefastos. Hasta ahora, admiten, las consecuencias han sido positivas, pero un mantenimiento de los estímulos podría suponer un cierre del crédito y el salvamento de los grupos menos sólidos.

Margen en depósitos, agotado

Las perspectivas indican que en todo 2018 el euribor se quedará instalado bajo cero, pero a final de año podría empezar a su ascenso lento y paulatino. Y sólo con que vuelva al terreno positivo los ingresos de la banca repuntarían sustancialmente. 
Ayer, el consejero delegado de Bankia, José Sevilla, indicó en una jornadas organizadas por la Universidad de Navarra que lo importante es esto, no que se sitúen en niveles más o menos elevados, porque la capacidad de mejorar los márgenes vía descenso de los intereses de los depósitos se ha agotado. A su juicio, esto no sucederá hasta dentro de dos trimestres.
Las entidades prevén que el euribor se mantendrá por debajo del 1 por ciento -en la actualidad se encuentra en el -0,19 por ciento-, al menos, hasta finales de 2020. Si el alza es menor es probable que más de una tenga que integrarse en otra, máxime cuando aún existen otra serie de desafíos muy relevantes.
El exdirector general del Banco de Basilea y próximo consejero de BBVA, Jaime Caruana, citó en las mismas jornadas algunos retos, como la adaptación a las nuevas normas de capital, la digitalización o el pesado lastre de activos tóxicos.
En este sentido, el director de supervisión de BBVA, Ricardo Gómez, explicó que la transformación tecnológica y la irrupción de nuevos jugadores en determinados segmentos de actividad que ha monopolizado hasta hace muy poco la banca provocará cada vez más caídas en la rentabilidad. 
"Esta será cada vez menor", señaló el directivo, que añadió que estos actores -fintech, fondos y gigantes de internet y el móvil- competirán con precios bajos y las entidades tendrán que adaptarse a esta realidad.
Otra losa que pesa sobre la banca es que el volumen de crédito todavía no crece, debido al proceso de des apalancamiento de empresas y familias, a pesar de que las concesiones nuevas están mejorando. Es posible que a final de año el stock crezca por primera vez en un decenio. Todo dependerá de la evolución que experimenten las hipotecas. 
Sobre este aspecto hay división en el sistema. Mientras que algunos expertos, como el presidente de la patronal AEB, José María Roldán, esperan una subida en 2018, CaixaBank, por ejemplo, espera que el incremento se dará en 2019.
Una mayor actividad crediticia permitiría mayores ingresos, pero los bancos descartan que se vuelva a la locura del boom. El crédito, una vez se normalice, crecerá en torno al PIB. El ejercicio pasado cayó casi un 3 por ciento.
Todos estos desafíos y previsiones se tendrán en cuenta por las cúpulas de Santander y CaixaBank, que preparan ya los nuevos planes 2019-2021. Una peor realidad a las estimaciones han obligado a ambas ajustar determinados objetivos de sus proyectos de negocio que finalizan este ejercicio.
La meta de todo el sector es conseguir una rentabilidad por encima del coste de capital, que se sitúe por encima del 9 por ciento. Las dificultades encontradas en el camino colocan todavía esta variable muy por debajo de este umbral. No alcanza el 5 por ciento y es inferior a la cifra que tienen los competidores en el conjunto de la Unión Europea. 
Esta es la asignatura pendiente que tendrán a la que se tendrán que enfrentar en esta larga travesía hacia la normalidad. Y no todos tienen la lección aprendida.

Chaves dio un ERE de 3,6 millones a la familia del empresario que le presta su chalé de vacaciones

SEVILLA.- El Gobierno andaluz concedió una ayuda de 3,6 millones de euros del 'fondo de reptiles' a una sociedad de la familia del empresario que cada verano le cede su chalé a Manuel Chaves para pasar las vacaciones en la playa onubense de La Antilla. De esta forma, a los dos ERE ya conocidos de los que viene informando El Mundo que incriminan directamente a Chaves, se une un tercero.

La empresa beneficiada por el ERE es Fundiciones Caetano SA, que recibió 3,6 millones en los años 2004 y 2006, durante la etapa de Chaves como presidente de la Junta de Andalucía. Esta subvención es una de las 270 investigadas en la macrocausa de los ERE concedidas sin control y de forma opaca. 
En una década, el Ejecutivo andaluz repartió más de 741 millones de euros en ayudas sociolaborales, un escándalo que ha sentado en el banquillo por prevaricación y malversación a 22 ex altos cargos andaluces, entre ellos los ex presidentes Chaves y Griñán. Este lunes, es el turno de Chaves para responder ante el tribunal que juzga este caso.
Rafael Blasco Caetano, uno de los amigos más próximos al ex presidente Chaves, es pariente por doble vínculo de Abilio Caetano Blasco, el administrador de Fundiciones Caetano, la empresa que solicitó y consiguió las dos ayudas millonarias de los ERE que ahora están bajo investigación judicial, según ha denunciado este domingo el PP andaluz.
Los vínculos entre Chaves y Rafael Blasco Caetano no se limitan al chalé 'La tortuga' de la playa de La Antilla en el que veranea el ex presidente del Gobierno andaluz, ex ministro y ex presidente del PSOE. 
La relación entre ambos se remonta al menos a 1995, cuando Chaves se vio forzado a desalojar el Palacio Sundheim, donde pretendió instalar su residencia oficial. Tras abandonar precipitadamente este inmueble de lujo en el Paseo de la Palmera de Sevilla, el entonces presidente del Gobierno andaluz se instaló en un piso en la Avenida León XIII, en el barrio de la Macarena. El dueño de este piso era Blasco Caetano.
El vicesecretario de Organización, Formación y Electoral del PP andaluz, Toni Martín, ha detallado este domingo los vínculos entre Chaves y la empresa que benefició con 3,6 millones de euros del 'fondo de reptiles', Fundiciones Caetano, y ha pedido al ex presidente andaluz que aclare este asunto el lunes en el juicio que se está celebrando en la Audiencia de Sevilla.
"Chaves está cada vez más acorralado y más cercado por las evidencias" que lo incriminan en el caso de los ERE, ha denunciado Martín, quien ha solicitado a la presidenta de la Junta, Susana Díaz, que "no siga protegiendo a sus padrinos políticos" y "no mire para otro lado".

Los dos ERE que implican a Chaves

SEVILLA.- El ex todopoderoso Manuel Chaves, presidente del Gobierno andaluz durante 19 años, ministro con Felipe González y Zapatero, presidente del PSOE durante 12 años, secretario general del PSOE andaluz a lo largo de 16 años, además de diputado y senador, subirá el lunes al estrado en la Audiencia de Sevilla para declarar por los ERE, uno de los mayores casos de corrupción del país, recuerda hoy El Mundo.

Después de más de tres meses de interrogatorios a 20 ex altos cargos de la Junta de Andalucía enjuiciados en los ERE, llega por fin el turno de Chaves. Sobre el ex presidente andaluz recae una acusación de la Fiscalía Anticorrupción por prevaricación. Pide para él una condena de 10 años de inhabilitación. En este juicio de la pieza principal de los ERE se juzga el «procedimiento específico» diseñado por el Gobierno andaluz para repartir sin control, de forma opaca y arbitraria más de 741 millones de euros en ayudas sociolaborales a trabajadores de empresas en crisis durante una década, entre los años 2001 y 2010.
Chaves está implicado directamente en dos ERE costeados con el conocido como 'fondo de reptiles', la partida presupuestaria 31L de la que dispuso el ex director general de Trabajo y Seguridad Social Javier Guerrero, el principal acusado en esta pieza principal, para garantizar la paz en una de las mayores operaciones orquestadas desde el poder para mantener una poderosa red clientelar. Los dos ERE que incriminan al ex presidente sentado en el banquillo son los de Bilore y la Faja Pirítica de Huelva.
Precisamente Guerrero, que fue director general durante nueve años con tres consejeros de Empleo distintos, involucró a Chaves cuando detalló que la «única directriz por escrito» que recibió para beneficiar a una u otra empresa con las ayudas de los ERE fue de la Consejería de Presidencia en 2004 para favorecer a Bilore. Fue en las declaraciones que prestó Guerrero en 2011 y 2012 ante la Policía, la Guardia Civil y la juez Mercedes Alaya. Sin embargo, en el juicio, dio marcha atrás y no las ratificó.
No obstante, el testimonio de Guerrero no es lo único que incrimina a Chaves, ya que hay también pruebas documentales. En las diligencias de los ERE consta la misiva entregada por los trabajadores de Bilore S.A., domiciliada en la localidad cordobesa de Lucena, a Chaves en la «visita realizada en el día de ayer a Osuna (Sevilla)», recoge el documento [ver las cartas reproducidas en esta página] fechado el 12 de febrero de 2004 con el membrete de Consejería de la Presidencia.
«En fecha próxima se visitará la ciudad de Lucena por lo que sería conveniente haber encauzado la problemática planteada, para evitar encontrarnos ante la situación de ayer», advierte el escrito enviado desde la Consejería de Presidencia a la de Empleo y Desarrollo Tecnológico, que gestionaba las ayudas de los ERE.
Los empleados de Bilore, que finalmente se vieron beneficiados por un ERE subvencionado por la Junta con 1,6 millones, le piden «a nuestro presidente Manolo Chaves que no abandone a estos trabajadores lucentinos y andaluces ante todo» e «interceda por nosotros» ya que, tras reunirse con Javier Guerrero el pasado 23 de diciembre de 2003, y comprometerse «con nosotros y nuestro alcalde a buscar una pronta solución», aún seguimos esperando», recoge la misiva [reproducida en esta página] que entregaron al ex presidente en su visita a la localidad sevillana de Osuna.

Aseguradoras

Finalmente, la ayuda prometida por el presidente de la Junta terminó articulándose mediante la concesión de ayudas para el pago de prejubilaciones a siete trabajadores. Las pólizas se formalizaron con las aseguradoras Apra Leven y Personal Life y conllevaron pagos para la Administración andaluza por importe de 1.603.557,37 euros.
El ERE de la Faja Pirítica también incrimina a Chaves. Un atestado de la Guardia Civil constata que el ex presidente andaluz conoce el fraude desde al menos 2004, cuando un grupo de mineros de Huelva denunció ante él por escrito que su Gobierno estaba pagando prejubilaciones a personas que no cumplían los requisitos para ello porque «no habían visto la mina ni por dentro ni por fuera». 
En vez de abrir una investigación, la Junta encubrió el escándalo prejubilando, también de forma fraudulenta, a los propios denunciantes.
El Mundo destapó el asunto en noviembre de 2011, cuando obtuvo una documentación que demostraba que un grupo de mineros informó a Chaves de la existencia de intrusos en los ERE. Los mineros enviaron un fax a Chaves el 30 de diciembre de 2003 en el que, entre un largo número de irregularidades, le informaban de que había «compañeros que no han sido ni mineros y que están prejubilados».
El presidente tramitó la queja ocho días después, el 7 de enero de 2004, pero no como un posible caso de fraude sino como una denuncia de «discriminación».

Dos prejubilados de Bilore declararán en el juicio

Dos prejubilados cordobeses que relacionaron a Manuel Chaves con la concesión de la ayuda de los ERE a la empresa Bilore, por valor de 1,6 millones, testificarán en el juicio en el que el ex presidente de la Junta de Andalucía y otros 21 ex altos cargos se sientan en el banquillo, acusados de prevaricación y malversación por la Fiscalía. 
Durante las cuestiones previas, la acusación popular que ejerce el Partido Popular solicitó las testificales de Juan Antonio P.O. y Rafael C. M., antiguos empleados de la planta industrial de Bilore en la localidad cordobesa de Lucena y dos de los siete beneficiarios de la póliza de prejubilaciones que la Administración andaluza sufragó a esta empresa. 
El tribunal de la Sección Primera aceptó que declaren estos ex trabajadores.

La mortalidad entre sin papeles sube un 15% desde la reforma sanitaria

MADRID.- La mortalidad entre la población sin papeles aumentó una media de un 15% entre 2012 y 2015, los tres años posteriores a la aplicación de la ley sobre la reforma sanitaria implementada en España en septiembre de 2012 a través del Real Decreto 16/2012, que deja sin cobertura a personas en situación administrativa irregular

Así lo afirma una reciente investigación, la primera de este tipo, del Instituto de Economía de Barcelona y la Universidad Pompeu Fabra. Se titula The deadly effects of losing health insurance (Los efectos letales de perder la cobertura sanitaria) y ha sido presentada el 13 de abril en la Escuela Nacional de Sanidad de Madrid), recoge El País.
En términos absolutos, se corresponde con un incremento de 70 muertes anuales, y el porcentaje aumenta con el tiempo: en el tercer año de estudio, el 2015, la mortalidad ascendió un 22,6%. Estos resultados sugieren que la modificación de la cobertura sanitaria ha tenido "un gran efecto" en el estado de salud de poblaciones vulnerables con pocas alternativas de acceso a la atención médica.
Los investigadores han estimado el efecto del Real Decreto en la tasa de mortalidad de inmigrantes indocumentados al comparar el patrón de mortalidad entre el grupo de población por cuya nacionalidad tienen más probabilidades de ser irregulares y el de la población española que no ha sido afectada por la reforma. 
Para ello, se han servido de información pública obtenida del Instituto Nacional de Estadística (INE), que registra todas las muertes acaecidas en España: son datos individuales de los fallecidos de nacionalidades con una mayor proporción de sin papeles entre 2009 y 2015. Desde 2009 hasta 2012, la mortalidad en ambos grupos se mantiene o incluso decrece. 
En 2012 hay un punto de inflexión y comienza a aumentar la de los inmigrantes, según ha explicado a El País Judit Vall, coautora del informe e investigadora del Instituto de Economía de Barcelona (IEB) y del Centre de Recerca en Economia y Salut (CRES-UPF).
La científica advierte que los resultados obtenidos son una estimación mínima de una realidad que sospechan mayor porque en el primer grupo de referencia, el de los migrantes en situación irregular, se han incluido los fallecidos que sí tenían papeles.
"Sabemos que este grupo incluye personas que no se vieron afectadas; no los podemos distinguir porque los registros de mortalidad no proporcionan información sobre el estado administrativo", detalla Vall. 
"Y aún así, encontramos ese aumento del 15%, con lo cual estimamos que el impacto que hemos hallado es lo mínimo que en realidad debe haber".
El estudio presenta los resultados diferenciados por tres grupos de edad: de 0 a 19 años, de 20 a 39 y de 40 a 64. Los mayores de 65 no se han incluido porque hay muy pocas personas en situación irregular que rebasen esa edad. 
Gracias a las excepciones marcadas por el Real Decreto, que son las embarazadas, la atención de emergencia en caso de enfermedad grave o accidente y los menores, se ha observado que no hay ningún efecto de la reforma en estos últimos. En el grupo de edad de 20 a 39 años ha aumentado la tasa de mortalidad mensual en un 16,49%. El efecto para el grupo de 40-64 años es del 19,89%. 
Por continente de origen, la reforma aumenta la tasa de los africanos en un 16,69% con respecto al nivel anterior a la reforma, en un 23,42% para los centro-sudamericanos y en un 30,40% para los asiáticos.
Los resultados también muestran que los efectos de las restricciones en la cobertura sanitaria son más altos en el caso de muertes acaecidas por causas evitables si se cuenta con acceso rápido al sistema de salud público: la falta de detección de enfermedades mortíferas y la interrupción de tratamientos en caso de enfermos crónicos. El impacto más fuerte, según Vall, es en las muertes por cáncer. 
"En algunos tumores la detección precoz es muy importante y sabemos que el cáncer, muchas veces, no da signos de alerta", explica. La experta recuerda que, si se pierde la tarjeta sanitaria, también se pierde el acceso a toda medicación subvencionada y a tratamientos como la quimioterapia.
 "Y en el caso del cáncer, es carísima", incide. En el caso de otras dolencias que requieren medicación crónica como VIH, o en enfermedades contagiosas como tuberculosis, sí que se ha hallado un coeficiente positivo, pero no significativo.
Es difícil obtener una cifra precisa del número de personas que han tenido acceso restringido al sistema de salud como resultado de la reforma. "Ha sido complicado encontrar datos porque la población inmigrante en situación irregular no está muy bien identificada", afirma Vall, que advierte que, hasta el momento, solo se disponen de algunos informes de organizaciones no gubernamentales como los de Red Acoge o Médicos del Mundo cuyas estimaciones se sustentan, más bien, en casos particulares. 
No obstante, sí sabe que en 2016 las autoridades españolas detectaron a 37.295 inmigrantes viviendo de manera irregular. Además, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, afirmó en el Congreso de los Diputados el 20 de febrero de 2013 haber retirado 873.000 tarjetas sanitarias. Este último número representa un 13,87% de la población inmigrante en España en 2012 y un 1,86% de la población total.
El RD 16/2012 fue justificado por el Gobierno como la manera de evitar el fraude en la obtención de la tarjeta de salud española (el turismo sanitario) y ahorrar unos 500 millones de euros. Ha sido muy polémico desde su aprobación porque restringe el acceso al sistema de salud pública a la población inmigrante indocumentada, que hasta entonces solo necesitaba el padrón para obtener la tarjeta sanitaria. 
La reforma estableció que debían estar en posesión de un permiso de residencia oficial y para obtenerlo, tenían que demostrar que estaban trabajando regularmente o que tenían recursos suficientes para cubrir los gastos de subsistencia durante su estadía en el país. Diversas comunidades autónomas han introducido leyes autonómicas que permiten el acceso al sistema de atención médica para inmigrantes indocumentados. Aragón, Valencia, Cantabria, Baleares o la Comunidad de Madrid son algunos ejemplos.
Aunque el impacto es mayor en las Comunidades Autónomas que lo aplican a rajatabla, el estudio no ha hallado diferencias significativas entre ellas, algo que Vall se explica porque la mayoría de decretos regionales se introdujeron después del Real Decreto, y para entonces este colectivo ya era reacio a hacer uso de los servicios de atención médica por el temor a revelar su situación irregular. 
"Se ven como perseguidos y señalados, y convencerles que de van a poder acceder al sistema de salud ya no es tan fácil porque ya tienen miedo a ser deportados o denunciados", explica la investigadora.

Montoro destapa que diez autonomías gastan más de lo que permite la ley

MADRID.- El Ministerio de Hacienda elevó el viernes al Gobierno, según los preceptos de la Ley de Estabilidad, un informe en el que detalla, por Administraciones, el grado de cumplimiento del déficit, la deuda y la regla de gasto. 

El citado informe, al que tuvo acceso elEconomista, no incluye novedades respecto a los dos primeros parámetros, conocidos ya. Pero sí detalla que una decena de comunidades autónomas decidió saltarse por su cuenta y riesgo las normas y elevó sus desembolsos por encima del 2,1 por ciento que, como límite, había fijado con anterioridad el Ejecutivo. 
El asunto adquiere mayor gravedad en el caso de tres regiones: Navarra y Castilla y León, que casi triplicaron esa tasa; y la Comunidad de Madrid, que gastó un 4,8 por ciento más.
La regla de gasto es, dentro de las normas de estabilidad fiscal, la más desconocida. Fija el límite por el cual las Administraciones pueden elevar sus desembolsos, y lo hace teniendo en cuenta el crecimiento del PIB a medio plazo. 
De ahí que el Gobierno determinase que el ejercicio pasado, con un avance del 3,1 por ciento pero a la baja en lo sucesivo, el margen era del 2,1 por ciento. Era el más generoso de los últimos ejercicios. Sin embargo, y a tenor de los resultados, no ha sido suficiente.
Al margen de los casos de Navarra, Castilla y León y Madrid, incumplieron también el citado 2,1 por ciento Aragón, Asturias y Castilla-La Mancha, en manos socialistas; La Rioja y Murcia, gobernadas por el Partido Popular; Cataluña, donde hasta octubre llevaba la batuta la extinta Junts pel Sí; y País Vasco, bajo el mandato del PNV. Se de-muestra así que la disciplina fiscal no entiende de ideologías, al menos en nuestro país.
Porque, entre las pocas que sí se ciñeron a los límites impuestos por el Gobierno, están Andalucía, Comunidad Valenciana y Baleares, del PSOE; Galicia, del PP; Canarias, bajo el mando de Coalición Canaria; y Cantabria, del PRC de Miguel Ángel Revilla. 
En esta lista llaman la atención varios resultados. Extremadura, flagrante incumplidora del déficit, fue la única región que rebajó su gasto en 2017, demostrando que, al menos, está haciendo un esfuerzo por reconducir sus cuentas públicas. 
Algo similar a lo que ha hecho Baleares en los últimos años, que de incumplir los objetivos de estabilidad ha pasado a engrosar la lista de Administraciones más disciplinadas. Mención que merece también Galicia, donde el Ejecutivo de Alberto Núñez Feijóo ha hecho de la estabilidad fiscal una de sus cartas de presentación.

El ministro ya cumple

En conjunto, las autonomías elevaron su gasto un 2,9 por ciento frente al 2,1 por ciento legal, al desembolsar 4.003 millones de euros más que en el ejercicio 2016. También infringieron su límite de deuda por más de 7.000 millones de euros. Una situación que contrasta con la de la Administración Central, que incumplió las reglas de los años 2012 a 2015 pero que, por segunda vez consecutiva, se ciñó a los objetivos, tanto de gasto como de pasivo -que no de déficit-.
En un ejercicio marcado por la tardía aprobación de los Presupuestos del Estado, el ministro de Hacienda y Función Pública Cristóbal Montoro rebajó los desembolsos un 3,8 por ciento, lo que supone 3.800 millones de euros menos que el año anterior.
Las Corporaciones Locales, las más saneadas y cumplidoras con la Ley de Estabilidad desde que esta normativa se aprobara, tampoco sorprendieron y lograron cumplir con holgura. En superávit presupuestario, sus desembolsos aumentaron un 0,6 por ciento, tres veces menos de lo que les permitían las normas, y ello pese a las polémicas que el propio ministro Montoro ha tenido con ayuntamientos como el de Madrid.

La 'sequía escondida' por abusar del riego con energía solar

MADRID.- La energía solar ha emergido como la fuerza inagotable que necesitan los agricultores pobres para regar sus campos, pero el descontrol y las prácticas abusivas pueden conducir a una nueva "sequía escondida" en los acuíferos.

La tecnología solar en agricultura, en plena expansión, permite aumentar la extracción de agua, la superficie irrigada y, con ello, la productividad de los cultivos.
Una ecuación no del todo positiva si se deja de lado el factor de la sostenibilidad ambiental, dados los "riesgos inherentes" que conlleva para los acuíferos, explica la experta Karen Villholth, del Instituto Internacional para la Gestión del Agua (IWMI, por sus siglas en inglés).
"Hemos visto que en muchos países esos sistemas han ido mal porque no se están desarrollando de manera sostenible", apunta Villholth, que recuerda que, una vez sacada el agua, resulta "muy difícil recuperar el recurso".
Por eso recomienda actuar teniendo claro que "prevenir es mejor que curar" y pide adaptar los planes a las circunstancias de cada lugar, limitar el uso de aguas subterráneas, permitir solo ciertos cultivos, supervisar su funcionamiento y promover la recarga hídrica de los acuíferos.
Según estimaciones difundidas esta semana en un foro internacional en Roma, el 41% de las áreas regadas proceden de aguas subterráneas y hasta el 27% de esas aguas se bombean de modo insostenible.
El riesgo de una "sequía oculta" bajo tierra surge en áreas como el este y el sur de Asia, donde los acuíferos ya están sobreexplotados y todavía pueden estarlo más con el potencial de las energías renovables.
En la India, las autoridades subsidian hasta un 90% del coste de las placas fotovoltaicas para llevar la electricidad a los pobres que aún tienen serios problemas de acceso.
En paralelo, el 30% de los acuíferos indios se hallan en estado crítico, entre otros motivos porque en la cuenca del Ganges y los otros grandes ríos que se extienden por el norte de ese país y sus vecinos se concentra la cuarta parte de las extracciones de aguas subterráneas de todo el mundo.
En una aldea de Nepal, el investigador de la Universidad estadounidense de Arizona Netra Chhetri comenzó a ver los primeros paneles hace cinco años, un fenómeno tecnológico que "rápidamente ha cambiado a la gente y las políticas".
Los habitantes se han servido de la energía solar para diversificar sus cultivos y ya no solo cosechan arroz, sino también maíz y verduras, incrementando la producción en un 60%.
Además de incentivar las nuevas tecnologías, Chhetri abogó por innovar en los mercados y las instituciones para extender el tendido eléctrico a todos los hogares rurales.
En Oriente Medio, el experto de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) Ahmed Abdelfatah auguró un auge de la competición empresarial en ese sector.
El norte de África suele disfrutar de 330 días de sol al año y, sin embargo, se pierde hasta el 15% de la energía en su transporte a las zonas áridas, por lo que los paneles solares son una alternativa "in situ".
Es la idea que subyace en una iniciativa para elevar la capacidad energética destinada al regadío en el delta del Nilo, en Egipto, y en otra junto a una presa de la provincia jordana de Mafraq, donde están combinando el riego con tecnología solar y el almacenamiento de agua.
La utilización de las aguas superficiales de ríos y embalses puede, además, reducir la presión sobre los acuíferos.
La experta de la Universidad Politécnica de Madrid Rita Almeida subrayó que, al margen de las fuentes energéticas, habría que pensar también en cambiar los sistemas de irrigación.
El proyecto en el que participa, con fondos europeos, busca un consumo de energía 100% renovable y reducir el del agua en un 30%.
Almeida mostró la construcción de estanques en España que sirven para abastecer a toda la comunidad de regantes y que, cubriéndolos con placas solares, permiten aprovechar el espacio y evitar la evaporación de un bien tan preciado como el agua.

El perfil académico de los presidentes autonómicos

MADRID.- La polémica sobre el máster de la presidenta de Madrid, Cristina Cifuentes, ha puesto en el punto de mira los logros académicos de los políticos. Los mandatarios autonómicos son en su mayor parte abogados y con poca formación complementaria posterior, al menos según consta en sus currículos.

Una formación complementaria, como la de los máster, que no era necesaria para ser licenciado en la época en la que cursaron estudios la mayoría de los actuales presidentes regionales.
Sea o no por la edad, son pocos los homólogos de Cifuentes que exhiben algún máster en las biografías oficiales que constan en las respectivas páginas web de los gobiernos autonómicos.
Tiene uno, por ejemplo, su compañero de partido en Murcia, Fernando López Miras, que aún no ha cumplido los 35 años, licenciado en Derecho y que ostenta un título de MBA de ENAE, la escuela de negocios adscrita a la Universidad murciana.
Cifuentes ha sido la más aplicada a la hora de completar sus estudios, a tenor de lo que figura en la web del Gobierno madrileño, ya que además del controvertido máster en Derecho Autonómico por la Universidad Rey Juan Carlos, tiene en su haber un máster en Administración Pública y Dirección de Empresas por el Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset.
En general, en el mundo de la política priman los licenciados en Derecho y el plano autonómico no se escapa a esa generalización.
Son abogados la propia Cifuentes y el ya citado López Miras, así como los presidentes de Galicia, Alberto Núñez Feijóo; Castilla y León, Juan Vicente Herrera; Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page; y la de Andalucía, Susana Díaz, esta última también diplomada en Alta Dirección de Instituciones Sociales por el Instituto Internacional San Telmo.
Es decir, el 40% de los 16 mandatarios actuales es experto en leyes.
Visto por el lado de los partidos, cuatro de las cinco comunidades gobernadas por el PP tienen al frente a abogados y sólo La Rioja se sale de esa tónica.
Si se analizan los méritos curriculares desde el tradicional punto de vista de ciencias o letras, estas últimas arrasan por mayoría, con diez de los dieciséis presidentes autonómicos.
Además de abogados, los estudios más cursados son los de Ciencias Económicas y Empresariales, Periodismo y Magisterio.
Los expertos en Economía son los de Cantabria, Miguel Ángel Revilla (también es diplomado en Banca y Bolsa por la Universidad del País Vasco) y Canarias, Fernando Clavijo, mientras que el valenciano Ximo Puig y la navarra Uxue Barkos son periodistas, y el lehendakari, Íñigo Urkullu, y el presidente riojano, José Ignacio Ceniceros, son maestros.
Revilla es el más veterano de los presidentes regionales, junto a su vecino de la cornisa cantábrica, el asturiano Javier Fernández, que es ingeniero de Minas y diplomado en Calidad Ambiental.
El aragonés Javier Lambán es el único licenciado en Historia Contemporánea y Doctor en Historia por su tesis doctoral "La reforma agraria en Aragón en la II República", calificada con la máxima nota posible: apto "Cum laude", y su compañera de filas balear, Francina Armengol, es la única farmacéutica y además tiene un posgrado en Dermofarmacia y estudios de Derecho.
Guillermo Fernández Vara, de Extremadura, el único que es médico forense, obtuvo el grado mediante tesina de licenciatura en 1989, con calificación de sobresaliente.
En todo caso, aunque muchos hayan ejercido su profesión también llevan muchos años en el mundo de la política, por lo que han dejado atrás los estudios, al menos de momento.

La negrita rubia / Pedro J. Ramírez *

Si en algún sitio puede encontrar Cristina Cifuentes bálsamo, que no cauterio, para sus heridas es en el Capítulo IX del Libro Primero de los Ensayos, en el que Montaigne advierte: "Sé bien que los gramáticos distinguen entre decir mentira y mentir; y dicen que decir mentira es decir cosa falsa, mas considerando uno mismo que es verdadera". A esa distinción aludía, sin saberlo, el dirigente del PP que, según me cuentan en la redacción, explicaba, zumbón, en la convención de Sevilla: "Nunca he visto mentir a nadie con tanta sinceridad".

Cuando estalló el escándalo, la presidenta de la Comunidad de Madrid creía haber cumplido con los laxos requisitos del máster que medio le regalaron, como a tantos otros, en la Rey Juan Carlos, aunque no recordaba los detalles. Son tantas las cosas trascendentes y/o dramáticas que han ocurrido en su vida personal y/o política, durante los seis años transcurridos, que no es de extrañar que las minucias de aquella simulación académica generalizada -que si la matrícula, que si los créditos, que si el trabajo final- estuvieran desdibujadas por completo en sus recuerdos.

Precisamente, por eso, hubiera tenido que ceñirse a la recomendación con la que Montaigne introduce su reflexión anterior: "No falta razón cuando se dice que aquel que no se siente bastante seguro de su memoria, no ha de meterse a mentiroso".

En su fuero interno puede consolarse, pensando que ella creía haber actuado conforme a las normas vigentes y que fue eso, y no otra cosa, lo que trató de transmitir. Pero verbalizarlo ahora sólo empeoraría aun más su situación, pues muchos verían en ello una nueva falacia y alegarían que Cristina Cifuentes traspasó con desparpajo la frontera entre el "decir mentira" y el "mentir" desde el mismo momento en que, durante su comparecencia ante la Asamblea de Madrid, acomodó su relato a las pruebas falsificadas bajo la batuta del estafador Alvárez Conde.

Lo que ha hundido a Cifuentes no es lo que pasó en 2012 en la Rey Juan Carlos, sino lo que ha pasado ahora en la Puerta del Sol. O sea la cocción, aliño y emplatado de la mentira. Exactamente lo mismo que le sucedió a José Manuel Soria -otro "inseguro de su memoria"- cuando se enfangó en las arenas movedizas de las omisiones y medias verdades sobre actividades familiares remotas en paraísos fiscales. El narizómetro de La Sexta lo dejó para las mulillas.

Merece la pena profundizar en esto porque todos sabemos que la mentira es el mayor denominador común de la vida política. Hasta el extremo de que, a menudo dan ganas, de apuntarse a la famosa propuesta de Swift, y promover una ley que obligue a los políticos a decir la verdad durante tres meses al año, de manera que podamos convivir con la mentira durante los nueve restantes, sin ningún atisbo de mala conciencia cívica.

Pero si en la política española se miente continuamente y a pierna suelta, conviene preguntarse por qué hay mentiras letales como las de Cifuentes, las de Soria, o, desgraciadamente, en sentido estricto, las que rodeaban en el momento de su óbito a Rita Barberá; y, sensu contrario, por qué hay otras, de mucha mayor enjundia y gravedad, que quedan impunes, como parte de la monotonía del paisaje.

Para esbozar una respuesta, propongo afrontar la etiología de las mentiras de los políticos, no desde la intencionalidad de sus emisores, como hace Montaigne, sino desde la percepción de sus receptores. Y adelanto que la experiencia me lleva a distinguir, no entre mentiras involuntarias y mentiras voluntarias, sino entre mentiras verosímiles y mentiras inverosímiles. O sea entre aquellas que, con apariencia de verdad, pueden embaucar a su receptor, aun a costa de dejar abierto el flanco de la duda, y aquellas que, resultando tan patentemente mendaces, cuando no decaen terminan convirtiéndose en expresiones de dominación o incluso tortura.

Cualquier lector de Orwell entiende la diferencia entre los noticiarios cinematográficos que informaban de los cambios de alianzas entre Eurasia, Oceanía y Asia Oriental, utilizando las mismas escenas bélicas, y la sesión de la habitación 101 en la que O'Brien explica a un Winston Smith, al borde de la total alienación, cómo dos y dos pueden sumar cuatro, pero también tres, cinco o "todo eso a la vez".

Entre la humana disposición a la servidumbre voluntaria y la confesión de crímenes no cometidos, con tal de agradar al dictador, existe ese vasto reino de las tragaderas en el que una opinión pública, convenientemente pastoreada, se instala en la asunción de lo inverosímil confortable.

Hubo un caso flagrante, a finales del siglo pasado, cuando se nos hizo creer que Felipe González ignoraba que su ministro del Interior y su Secretario de Estado de Seguridad gestionaban una trama que mataba y secuestraba personas; y ni siquiera despachaba sobre el asunto con el jefe de los servicios secretos. Es el antecedente más parecido de la verdad oficial, hoy en día vigente, según la cual la contabilidad B del PP alternaba anotaciones auténticas con anotaciones falsas cuyo propósito era hacer creer a la posteridad que Mariano Rajoy -quien, por supuesto, tampoco se enteraba de nada- cobraba sobresueldos ilegales, 343.000 veces más infamantes que el máster de Cifuentes.

Siendo, como se ve, la mentira inverosímil el predio de los Césares, cabría preguntarse cómo puede estar sobreviviendo a una tan gorda alguien que gobierna en situación de extrema debilidad parlamentaria, demoscópica y reputacional. La explicación está en el lucrativo afán de los desvalijacadáveres, que hacen su agosto durante todo el año, mientras mantienen con respiración asistida al moribundo. Un día habrá que catalogar a los Polancos de Rajoy. El mismo papel que ejerció durante el felipismo, con tanto virtuosismo como ninguna virtud, el legendario patrón de Prisa, se lo ha repartido durante el marianismo, un elenco de variopintos personajes. Desde el traidor que ha entregado la ciudad que brillaba en la colina a cambio de la supervivencia personal, hasta el camaleón que ha puesto una vez más precio a su chaqueta.

Pero quienes de verdad se han forrado el riñón a costa de la nulidad del Estafermo han sido los príncipes y lacayos del duopolio televisivo. Ellos inocularon el veneno de Podemos para dotar de sentido al antídoto y ellos dan cancha ilimitada a los golpistas catalanes para preservar la utilidad de quien les planta cara con torpe tibieza.

Poco puede esperarse del expediente de la Comisión de la Competencia. Mientras los demás medios chapotean para sobrevivir, estos dos grupos, con sus correspondientes circos de trapecistas y payasos, siguen convirtiendo en oro el derecho de pernada que supusieron las absorciones liberticidas de La Sexta por Antena 3 y la Cuatro por Tele 5. Hacia dentro funcionan con las reglas implacables de la mafia -que se lo digan al despojado José Lara-, pero hacia fuera fingen esmerarse en la caza de políticos mentirosos y corruptos porque los diosecillos de la audiencia siempre tienen sed.

Como ya dije en su día, en relación a Soria y Barberá, qué festival nos habría deparado el duopolio, si los chanchullos de la vicepresidenta del Gobierno se trataran con el ahínco de los de la presidenta de la Comunidad de Madrid; o, no digamos, si las mentiras inverosímiles de Rajoy pasaran por el filtro del narizómetro, con el rigor dedicado a las mentiras verosímiles de Cifuentes.

Era creíble que la entonces Delegada del Gobierno hubiera acudido el 2 de julio de 2012 a presentar su trabajo de fin de máster al campus de Vicálvaro, pero el empeño por desnudarla ha desmontado adecuadamente su farsa. Era increíble que Rajoy no interviniera en la trama de extorsión y cohecho que se desarrollaba en la sede de Génova, era increíble que Rajoy no se lucrara personalmente con la caja B del PP, era increíble que Rajoy no supiera lo del dinero en Suiza cuando mandó los SMS a Bárcenas, pero todos los refajos de su apariencia de honorabilidad siguen intactos. 

Entre otras razones, porque cuando alguien como yo presenta ante la Comisión de Investigación del Congreso veintiúna pruebas e indicios, que podrían abastecer horas y horas de narizómetro, el duopolio marianista los ignora por completo. No me extraña que a Jiménez Losantos le hierva la sangre cuando le agreden desde tamaña hipocresía.

Hay un dicho que sostiene que "una hormiga que se mueve hace mucho más que cien bueyes dormidos" y ese parecía ser el lema de Cristina Cifuentes. Su entusiasmo renovador, su capacidad de trabajo, su simpatía a raudales, su apertura mental no sólo la llevaron a la cima de la Comunidad y el PP de Madrid, sino que la habían convertido en alternativa a Rajoy y candidata a sucederle. Pero, como ya les pasó a Gallardón y Aguirre, es imposible ser a la vez levantisco y conformista.

La pretendida transigencia cero de Cifuentes con la corrupción colapsó cuando se desdijo ante el juez de las denuncias que había formulado en privado sobre las presiones y amenazas de Maruhenda y Casals en el caso Lezo. Ellos bailan ahora, qué amarga lección, con los bolsillos bien llenos, sobre el proyecto de cadáver hacia el que han orientado los puñales de la izquierda.

A Cifuentes aun le hubiera quedado, o le queda, la salida de marcharse dignamente y por propia iniciativa a su casa. No tendría que ser un viaje sin retorno porque ningún fantasma penal la persigue. En la vida se cometen equivocaciones pero los pecados se expían; y si es con ejemplaridad, mejor.

Lo que lleva camino de aniquilarla para siempre es la resignación a dejar su suerte en manos de Rajoy, renunciando a toda singularidad ante la opinión pública, perdiendo el dominio de sus actos, convirtiéndose en una ficha desechable más en el tablero de la estrategia partidista.

A menos que exista un pacto para que la mentira verosímil de Cifuentes quede subsumida en una mentira inverosímil de Rajoy y adquiera así la intangibilidad de lo sagrado; es decir a menos que el presidente suture la herida con un decreto demiúrgico: “Señores del duopolio, mis fieles clientes y leales vasallos, yo también estaba en el campus de Vicálvaro el día que Cristina defendió su trabajo ante el tribunal”; a menos que ese milagro de la primavera la proteja, la presidenta de Madrid ya puede ir adornando sus rubios cabellos con las guirnaldas de flores que las doncellas, que cumplían el papel de chivo expiatorio, llevaban cuando se dirigían al altar del sacrificio.

Será la negrita 101, perdón, no, la negrita 102, la negrita 103, la negrita 104 o, para ser exactos, la indeterminada nueva penúltima negrita que después de Soria, Rita y un señor de Murcia poblará, en calidad de víctima sustitutoria, el cementerio político en el que las almas en pena de tantas glorias nacionales ya sólo aguardan el momento de ver ahorcarse a su pertinaz sepulturero.


(*) Periodista y editor de El Español


https://www.elespanol.com/opinion/carta-del-director/20180414/negrita-rubia/299920007_20.amp.html