domingo, 28 de enero de 2018

El negocio de la gripe / Guillermo Herrera *

Resulta que este invierno la vacuna de la gripe o influenza no llevaba la cepa que ha atacado a la población a nivel de epidemia. Lógico, si la hubiera llevado, habría arruinado un negocio de fármacos antigripales y anticatarrales que mueve mucho dinero, aparte de lo discutibles que son todas las vacunas por su contenido en mercurio, aluminio y formaldehido.

Yo no me la pongo, y nunca me enfermo de gripe, porque cada vez que me la inyectaban cogía un resfriado. Una vacuna elaborada un año puede no ser eficaz al siguiente, debido a las frecuentes y rápidas mutaciones que sufre el virus, y a la dominancia variable de las diferentes cepas.

No minimicemos la importancia de la influenza, porque la llamada gripe ‘española’ de 1.918 estuvo a punto de acabar con toda la Humanidad. Esta pandemia ha sido descrita como el mayor holocausto médico de la historia, y causó al menos tantos muertos como la peste negra, ya que en sólo un año mató entre veinte y cuarenta millones de personas. 

España fue uno de los países más afectados, con cerca de ocho millones de personas infectadas en mayo de 1.918 y alrededor de 300.000 muertes. A diferencia de otras epidemias de gripe, que afectan básicamente a niños y ancianos, muchas de sus víctimas fueron jóvenes y adultos saludables, y animales, entre ellos perros y gatos.

Pero esta gripe no fue española sino francesa, ya que los primeros casos se registraron en Francia, de donde pasó la gripe a España, un país neutral en la guerra, que no censuró la publicación de los informes sobre la enfermedad y sus consecuencias. De ahí que, pese a ser un problema internacional, se le diera este nombre por parecer en las informaciones de la época que era el único país afectado.

Vemos la tele inundada de anuncios de fármacos antigripales supuestamente milagrosos pero es un gran engaño porque ninguno cura realmente, sino que alivia las molestias. Básicamente contienen un analgésico que puede ser paracetamol o ibuprofeno, que son tóxicos para la salud, un antihistamínico para las molestias nasales, un antitusígeno para aliviar la tos, un descongestivo para desatascar las mucosas y un expectorante para expulsar la flema. 

El antigripal más eficaz que conozco es el que fabrica la farmacia militar de España, pero no se permite su venta al público porque contiene anfetaminas que despejan la cabeza para que el soldado pueda seguir siendo eficaz en su trabajo.

El tratamiento de la gripe es sólo sintomático y en los casos graves y hospitalarios es sólo de mantenimiento de constantes, pues los fármacos antivirales tienen una eficacia muy limitada y no carecen de toxicidad. Los antibióticos sólo son útiles si hay infección bacteriana asociada. El pronóstico es bueno, con recuperación parcial a la semana y total a los quince días, siendo, en las epidemias habituales, consecuencia de la patología o del deficiente estado inmunitario, previos a la infección gripal.

Pero la gente olvida que la naturaleza contiene una gran cantidad de remedios maravillosos para la gripe y el resfriado que carecen de efectos secundarios. Por ejemplo, pocos saben que la Aspirina no la inventó el señor Bayer, ya que el ácido acetil salicílico se encuentra en la corteza del sauce. 

Dicho ácido, presente en las hojas y corteza del sauce (Salix), ha sido utilizado por la Humanidad desde hace por lo menos 2.400 años. También existe un antibiótico natural producido por las abejas llamado propóleo, y para reforzar las defensas se halla el extracto de una bella flor parecida a la margarita llamada equinácea. Del mismo modo existe un antihistamínico natural que es el extracto de ortiga verde.

Esta información de remedios naturales se oculta al público para no estropear el negocio de la industria farmacéutica lleno de productos químicos muy peligrosos para la salud. A esta industria no le interesa que la gente se cure ni que se muera, para no perder clientes, sino que se conviertan en enfermos crónicos que consuman muchas medicinas aunque acaben intoxicados. 

Tampoco le interesa la medicina preventiva porque acaba con el negocio. Por ejemplo, la naranja es el remedio más potente que existe para prevenir y curar todo tipo de gripes y resfriados. Para evitarlo nos venden zumos de naranja desnaturalizados, procedentes de Brasil, que son muy cómodos de servir pero no tienen ningún efecto preventivo ni curativo.

Otro ejemplo de conspiración farmacéutica es la vitamina C, que se puede tomar en grandes dosis porque no se acumula en el hígado como otras vitaminas y se expulsa por la orina en un par de horas. Se ha demostrado que grandes dosis de vitamina C por vía intravenosa han curado cánceres incurables, pero lo han tapado rápidamente para no estropear el negocio de la quimioterapia, cuya toxicidad mata más gente que el propio cáncer.

Otra vitamina anticancerígena que se oculta es la B-17, que está presente en las pepitas de albaricoques y en las almendras amargas. Contienen un poco de cianuro, basado en el principio hipocrático de que lo que mata también puede curar en pequeñas dosis.

Se sabe que la gente no muere de cáncer en Israel, porque sus hospitales tienen tratamientos naturales secretos que lo curan, pero esto no lo difunden porque la mayor parte de la industria farmacéutica está en manos de sionistas y no quieren perder dinero, aunque sea a costa de la vida de mucha gente. Lo que digo siempre: este mundo es muy perverso, corrompido y desviado de lo justo.



(*) Periodista