domingo, 31 de enero de 2016

Un terremoto de 4,5 grados asusta a la costa y provincia de Almería

ALMERÍA.- La Red Sísmica Nacional ha registrado a las 17:25 horas de este domingo un seísmo de 4,5 grados de magnitud en la escala Richter, con epicentro en Alborán norte, que se ha sentido en las provincias andaluzas de Almería, Málaga, Jaén, Córdoba y Granada.

Así lo han apuntado fuentes del servicio coordinado de Emergencias 112 Andalucía, que han precisado, en todo caso, que no constan daños como consecuencia de este seísmo.
Según añade el Instituto Geográfico Nacional (IGN) en su web, el terremoto se ha sentido "ampliamente en toda la costa de Granada y Almería".
Cabe recordar que este seísmo se produce casi una semana después de que se produjera otro de magnitud 6,3 en la escala de Richter en la madrugada del pasado lunes, con epicentro en el sur del Mar de Alborán, y que fue sentido en todas las provincias andaluzas y con mucha fuerza en Melilla.

El área mediterránea perdió el 20% de todos los montes quemados

MADRID.- Los incendios arrasaron el pasado año en España cerca de 103.000 hectáreas -concretamente 102.945-, más del doble que en todo 2014, según el avance del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Estos datos reflejan un repunte de los incendios, pero sobre todo de la superficie afectada en ellos, ya que se pasó de los siete grandes incendios de 2014 a 15 fuegos de más de 500 hectáreas el pasado año.

El pasado mes de diciembre fue, además, inusualmente activo, ya que el fuego arrasó un total 28.236 hectáreas en España, casi un tercio (27%) del total de superficie calcinada por el fuego en todo el año.
El Ministerio señala, en su avance, que el 15,49% de los incendios registrados el pasado año se dieron en el Mediterráneo. El Noroeste, con un 52,29% de los fuegos, fue el área más afectada, seguida de las comunidades interiores, que sufrieron el 31,44%. Canarias escapó con un 0,77% de los incendios.
Respecto a la superficie afectada, el 20,78% se encuentra en el Mediterráneo, según los datos del Ministerio. El 43,50% de la extensión arbolada ardió en el noroeste; el 35,63% en las comunidades interiores; y el 0,09% en Canarias. Sobre la superficie forestal, la mayor parte, el 53,70%, se quemó en el noroeste; el 29,35% en las comunidades interiores; el 16,85% en el Mediterráneo y el 0,10% en Canarias.
Diciembre se encuentra fuera de los meses de mayor peligro y de la campaña de incendios forestales. Este año, sin embargo, su siniestralidad fue muy superior a la media mensual del ejercicio. Concretamente, en ese mes se quemó más del triple que en la media mensual (8.578 hectáreas). La mayor parte de los fuegos del último mes del año se produjeron en el norte de la Península, desde Orense hasta los Pirineos, a lo largo de la cordillera Cantábrica.
Precisamente, en estos días la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) advertía del elevado riesgo de incendios en esas áreas, debido a las altas temperaturas, el fuerte viento y la sequedad del terreno, después de semanas sin precipitaciones. No obstante, la Fiscalía de Medio Ambiente abrió una investigación para determinar las posibles causas de todos estos siniestros.
Pese al aumento, a nivel general la cifra de 2015 se mantiene ligeramente por debajo (5,11%) de la media de la década, que son 108.493 hectáreas quemadas. 2015 se aleja así de 2014, que fue el año con mejores resultados del decenio, con 48.833 hectáreas quemadas.

¿Se pueden recuperar votos? / Enrique Cocero *

Si echamos la vista dos semanas recordaremos que repasábamos los resultados de los distintos partidos en  las elecciones del 20-D tomando como referencia el resultado nacional y el número de escaños que aportaba cada circunscripción.
Tras los acontecimientos de ahora hace una semana se acumulan las posibilidades y se suceden las conjeturas de qué ocurrirá. Barones del PSOE que no quieren pactar con Podemos; Pablo Iglesias que ya tiene perfilado el Consejo de Ministros y un Rivera que no aparece mucho, pero la última vez que no apareció, hizo posible la elección del presidente del Congreso.
Es cierto que Patxi López ha sido elegido presidente de la Cámara Baja por el menor margen de toda la historia de nuestra adolescente democracia, pero lo que ha ocurrido en las pasadas generales ha sido también un cambio reductor sobre lo que veníamos conociendo. ¿Todo? No. Al menos ahora tenemos más grupos políticos (aspiracionales y de facto) y más ruido que señal (o al menos más que las últimas elecciones).
Pero lo que ocurra en las próximas semanas en términos de negociaciones no entra dentro del ámbito de este blog, al menos no si no hay elecciones. Cierto que ya hemos empezado a leer las primeras encuestas porque la perspectiva de repetir comicios es un camino tan abierto como casi cualquier combinación para formar Gobierno.
Todos hemos oído que Pedro Sánchez se está desgastando de cara al electorado al perseguir y no poder concluir un pacto. Que Mariano Rajoy ha dado un paso a un lado ya que no tenía apoyos, algo que algunos han visto como contraste con el ímpetu por llegar a Moncloa del socialista y otros como movimiento catalogado de hasta "antisistema".
Hemos visto cómo Pablo Iglesias, en vez de tener 69 diputados, tiene tres problemas (luego veremos que es un problema generado a partir de una solución muy inteligente). Hemos visto cómo el Congreso de los Diputados tiene "gallinero", algo que se me escapa ya que no es un teatro (no voy a tirar de ironía fácil aquí), sino una cámara legislativa.
Cierto que la distribución no es la más adecuada y menos en un momento en el que la percepción mediática es importante. Ahora, espero que haya una nueva asignación y espero que, en honor a todo lo que está ocurriendo con el reparto, ésta sea una legislatura que no se caracterice por el abstencionismo en sesiones y plenos.
Y, como no podía ser de otra manera, lo que más se repite al hablar sobre la sombra de nuevas elecciones (algo que no hablará muy bien de nuestra cultura democrática), es que si llegan tendrían más que perder PSOE y Ciudadanos que PP y Podemos. Así que toca preguntarse, ¿qué hay por perder o recuperar en caso de unas nuevas elecciones?
Este ejercicio que vamos a acometer solo es posible realizarlo con PP y PSOE ya que ambos tienen recorrido como para ver variabilidad y son dos partidos que aspiran a la presidencia del Gobierno.
Empecemos por el Partido Popular ya que fue el partido más votado y el que más se comenta que puede recuperar terreno. Tengamos en cuenta que el PP ha perdido 63 diputados y 6,5 millones de votos en estas elecciones, así que vayamos eliminando extremos ¿Cuáles han sido las circunscripciones en las que más se ha votado al Partido Popular?
Tracemos una línea psicológica en el 40% y veamos quiénes se han comportado por encima de este límite:



Como extremo superior de los resultados debemos señalar que hemos eliminado de la muestra Ceuta y Melilla por el bajo volumen de votos y escaños (ambas uno) que mueven y que, además, son feudos del Partido Popular e inapelables.
Salvo Murcia, todos están en los rangos más bajos de escaños que la provincia otorga (tres y cuatro). Solo Soria da dos escaños y, de las ocho que dan tres escaños, el PP supera el 40% en cuatro de ellas: Ávila, Cuenca, Palencia y Zamora. Si cogemos las elecciones del 2000 al 2015 en estas cuatro el PP siempre ha sacado dos diputados, aunque el mínimo en votos conseguidos sea en todas ellas este último año (algo razonable, por otra parte). A este grupo incorporaremos Segovia, donde el PP ha sacado diputados diputados en las cinco últimas elecciones.
Quitando estas circunscripciones tan "machaconas", si quisiéramos un plan de emergencia para unas elecciones con poco tiempo ¿qué provincias serían más sensibles para recuperar votos? Vayamos ahora a por el otro extremo y saquemos del plan aquellas que el pasado mes dieron resultados muy pobres dejando al PP fuera de las primeras plazas. Estas serían todas las pertenecientes al País Vasco y a Cataluña, donde sabemos que la cuestión conservadora la cubre el PNV en el primer caso y que en ambas ha habido un giro importante hacia la izquierda.




Hemos detectado tres grupos. El primero al que corresponde un óvalo granate representa aquellas circunscripciones que más han variado su orientación respecto al Partido Popular en estos quince años. Es importante resaltar que toda la Comunidad Valenciana está aquí incluida, así como Canarias, cuatro provincias andaluzas y Zaragoza junto a Guadalajara. 97 escaños dan entre todas ellas en los cuales el PP se ha dejado de 2011 aquí más de un tercio de los diputados perdidos.
El "outlier" de este grupo es Asturias que, debido a la unión PP + Foro, ha conseguido amortiguar la caída en votos no penalizando en ningún escaño.
En el grupo señalado con un óvalo azul el PP ha perdido once diputados, lo que nos deja el último tercio con la mitad de los diputados perdidos. En este grupo encontramos Madrid, Cantabria (donde se ha pasado de cuatro escaños en 2011 a dos), Navarra, La Rioja... Son provincias que han venido funcionando bien o incluso muy bien al PP, pero al poner una cantidad importante de diputados en juego y con la entrada de los nuevos partidos, producen diferencias ajustadas y el reparto de escaños se resiente.
La situación del PSOE es distinta. Dado que consiguió un 22% de los votos vamos a poner su barrera psicológica en el 30%.





Las dos provincias extremeñas, cinco andaluzas y dos castellanomanchegas. No deja de ser curioso que en las que hemos visto del Partido Popular hubiera cuatro castellanoleonesas y dos gallegas, más Murcia y Cuenca (recordando que Almería estaba en el mismo grupo que Murcia).
Pero siguiendo con el PSOE debemos añadir que, menos en Ceuta y Melilla, ha puntuado en todas las circunscripciones con algún escaño.




Ya vimos con anterioridad que el PSOE ha sido, a lo largo de estos años, capaz de lo mejor y lo peor. De ganar muchos votos y, en la elección siguiente, perder muchos más. Esto hace que su dispersión nos presente mayor rango que la del PP (que hasta la fecha perdía y ganaba votos en paquetes de medio millón).
En el cuadro azul vemos las provincias que antes hemos destacado, un poco más abajo Albacete, Cádiz y Málaga que completan casi toda Andalucía a falta de Almería, que ha sido siempre un radical libre en lo que al PSOE se refiere.
Y en el óvalo granate encontramos hasta veintitrés provincias que son bastante volubles para el PSOE. Por ejemplo, está todo Castilla y León y casi Galicia, a falta de A Coruña. ¿Conclusión? El PSOE es un partido mayoritario, pero el electorado le ha estado premiando y castigando no con mucha sutileza y, salvo en Andalucía, ha ido perdiendo carácter e influencia.
¿Acaso los partidos tradicionales es verdad que tienen una forma anquilosada de hacer política? Posiblemente. Dejemos claro que si hacia algo está evolucionando la sociedad es hacia lo que se llama 'retail', sí, incluso en política. Internet nos ha traído el comercio electrónico, las redes sociales, los anuncios segmentados según pautas de comportamiento, televisión a la carta o más canales de los que podamos llegar a asimilar y cada vez más son temáticos y no generalistas... Es decir, la economía (que mueve el mundo) hace ya tiempo que se dio cuenta de que había puertas a las que llamar para encontrar clientes.
No estoy hablando de una forma de convencer al electorado aplicando estrategias o tácticas de campañas americanas o británicas. Hablo de ir al votante y esto es algo que la gente de Podemos ha sabido hacer. No ya solo en la forma de comunicar, sino en quién les pide el voto y dentro de qué ámbito están actuando. En Comú, Compromís o En Marea (por muy mala pinta que tenga el experimento) han sabido dar con la tecla de la cercanía.
En cambio, los partidos grandes aún no han sabido poner en práctica o potenciar el hecho de que tiene impacto el mensaje segmentado al votante, hablando de las preocupaciones de su entorno concreto y no del de la generalidad.

(*) Consultor

La abrupta caída del petróleo ensombrece Argelia


ARGEL.- La abrupta caída de los precios del crudo y sobre todo la perspectiva de que no se van recuperar a corto y medio plazo los niveles anteriores ha dibujado un halo de pesimismo en el rostro de los argelinos, cada día más preocupados por el futuro del un país.

Tras décadas acostumbrados a las generosas y casi omnipresentes subvenciones estatales, las políticas de austeridad adoptadas por el actual gobierno y la subida de los precios de productos básicos, como los carburantes, hacen cada día más difícil a las familias llegar a fin de mes.
Y también al actual régimen mantener una economía paternalista plenamente dependiente del petróleo, que supone más del 97 por ciento de los exportaciones de un país que apenas produce nada y que se ha acostumbrado a consumir productos extranjeros, ahora cada vez más caros.
Expertos apuntan a que esta es solo la punta del iceberg de un problema que probablemente será mayor en un par de años, cuando de verdad se vean los efectos en la recaudación estatal de la bajada del petróleo y se dispare el déficit.
Citados por medios locales, esos analistas subrayan que 2016 ya va ser especialmente duro para los argelinos, afectados por el nuevo presupuesto general del Estado, elaborado sobre la base de un precio de referencia del barril de petróleo de 37 dólares.
Los citados presupuestos, aprobados el pasado 30 de diciembre, prevén el aumento de los precios en diferentes carburantes entorno a un 40 por ciento.
Para los argelinos, los taxis y otros transportes son ahora mucho más caros, pese a que el Gobierno había asegurado que los precios se mantendrían.
Sentado dentro de su coche, Said espera a los clientes y explica que antes solía llenar el tanque por 1.300 dinares (11,18 euros), un precio que ahora se eleva a 1.700 (14,62 euros).
También otros servicios básicos como el agua y la electricidad se han encarecido en torno a un 7 por ciento en el primer caso y entorno al 17 por ciento cuando el consumo se eleva por encima de los 125 Kilowatios/Hora (KWH).
"Creo que la gente va a protestar cuando pase un trimestre, en ese momento va descubrir la diferencia del precio respecto a facturas anteriores", auguró un economista que prefirió no ser identificado.
Argelia ya sufrió un conato de protestas sociales en 2011, al rebufo de las revueltas similares que estallaron en países vecinos como Túnez o Egipto.
Pero entonces el gobierno pudo "comprar la paz social" con una mezcla de cierta represión policial y un programa de desarrollo económico, con aumento de los salarios y otras medidas parecidas que pudo poner en marcha gracias a la robustez del mercado petrolero.
Una táctica que los expertos creen que ahora tiene más difícil repetir en caso de que el malestar y las protestas vuelvan a las calles.
El propio gobernador del Banco de Argelia, Mohamed Laksaci, ha advertido del fuerte deterioro de las finanzas públicas, sobre todo de la reserva de divisas, que han descendido en 32 millones de dólares entre septiembre de 2014 y julio de 2015, pasando de 185.000 millones de dólares a 152.000.
Además, la balanza comercial aumentó su déficit desde el principio del año pasado porque el país importa prácticamente todo lo que consume.
Expertos en economía local calculan que el país puede sostenerse en sus actuales reservas tres o cuatro años, un tiempo durante el cual Argelia debe aprovechar para diversificar las inversiones y reformar el mercado de trabajo, en el que el gobierno es aún el principal empleador.
En este ambiente, el Ejecutivo ya ha empezado a tomar algunas medidas de cara a un futuro que se pronostica agitado, como el lanzamiento de una nueva campaña de reclutamiento en el seno de la Policía Nacional.
Una decisión adoptada poco después de que estallaran las primeras protestas en ciudades orientales como Tigzirt, Setif y Batna, donde cientos de ciudadanos salieron días atrás para exigir la mejora de sus condiciones de vida y poder adquisitivo.
La última de estas ciudades ya fue escenario de los primeros disturbios y choques entre manifestantes y fuerzas de seguridad en los que murió una anciana a causa de inhalación de gases lacrimógenos mientras que otras 71 personas resultaron heridas.

No quito ni pongo rey, pero... / Ramón Cotarelo *

...ayudo a mi señor."

La complejidad alcanzada por el sistema de partidos tras las elecciones de 20D va a dar para mucha cábala. Mucho fino análisis. Mucha sardina arrimada a la propia ascua. Mucho sondeo interpretado con cándida intencionalidad. En fin, algún contertulio saldrá del programa en una camisa de fuerza.

Como en los graves momentos de la historia patria, El País interviene con un editorial producto de su profunda identificación con la estabilidad de esta monarquía parlamentaria, y con formulaciones verdaderamente audaces: El PSOE no es la CUP. La idea del diario parece ser advertir de ello a Pedro Sánchez que, si lo ignora, debe de ser el único en todo el país. La advertencia se estructura en una cadena de razonamientos, sentados como verdades incuestionables pero que son altamente cuestionables. Se parte del supuesto de que el propósito de Sánchez de someter a consulta a las bases del partido la posible coalición es un disparate producto de sus lamentables errores que el diario refuta minuciosamente.

El primero es tratar de imitar a Podemos. Un error, no porque consultar esté mal, sino porque, según el editorialista, Podemos lo dice, pero no lo hace, sino que recurre a unos rituales controlados por la dirección leninista. Esto no es un error; es un juicio de intenciones del editorialista.

El segundo es que se trata de un golpe de efecto y un intento de vencer a los barones. Que sea un golpe de efecto o no, no quiere decir nada respecto a la justificación de la medida considerada errónea, y que Sánchez quiera ganar por la mano a los barones es lógico. O ¿ha de entenderse que,  como son los barones, él debe dejarse gobernar y adaptar su criterio a lo que se le imponga?

Error es también por cuanto el recurso a las bases, populista por definición, revela problemas de liderazgo dentro de la categoría de "políticos mediocres". Ni se le ocurre al editorialista que quizá los problemas de liderazgo sean mejores para el interés general que el liderazgo sin problemas. Un ejemplo bien a mano, el sólido liderazgo de los cuatro inenarrables años de Rajoy. Y en cuanto a la categoría de "políticos mediocres" pues, en fin, el mismo caso viene al pelo.

Igualmente erróneo es ocultar estos planes a los barones y saltarse, dice el editorial, "a la torera" las reglas del juego democrático del partido. Suponiendo que la idea no se le haya ocurrido en el último momento (sin que ello vaya en detrimento de su calidad), lo que haría irrelevante la intervención de los barones, lo de saltarse "a la torera" las reglas de juego es afirmación cuyo contenido de verdad descansa exclusivamente en el empleo del sintagma "a la torera". Las tales reglas del juego vienen en los estatutos y estos son susceptibles de tantas interpretaciones como personas ocupen los cargos.

Sánchez reincide en el error por ignorar un hecho que el editorialista enuncia como incontrovertible, esto es, que el PSOE es más un partido de electores que de militantes. Por supuesto, la distinción no quiere decir nada a nuestros efectos. Desde el momento en que los partidos se mantienen gracias a la financiación pública cuya cuantía se mide por la cantidad de votos y no de afiliados, lo que los partidos quieren son electores, no militantes. Pero mientras los electores no puedan identificarse como electores de un partido, las decisiones sobre este las tomarán los militantes, lógicamente. Consultarlos no es una demasía.

Lo errores se trasladan del orden teórico al práctico. Sánchez, según parece, no se ha enterado de que las elecciones del 20D no han dado una mayoría clara de izquierdas ni de derechas. Como con los errores, si no se ha enterado, debe de ser el único del país y es de suponer que alguien le habrá informado. Un tertuliano, por ejemplo, siempre en la pomada.

Error es igualmente pasarse de simpático en la vida. A El País le parece irresponsable ese propósito de ir tendiendo la mano "a derecha y a izquierda". En fin, supongo que para eso tiene dos. El diario, sin embargo, insiste en que es un error porque Iglesias y Rivera no se tragan. Cada vez las reflexiones son más profundas. Yo no sé si alguien habrá encontrado alguna vez en la naturaleza un animal con unas tragaderas más grandes que las de los políticos.

Pero el error definitivo, el que llevará al suicidio a Sánchez si lo comete, es no seguir los sabios consejos de Felipe González, dios menor tutelar del diario que le dio hace poco cancha en una entrevista para exponer su pensamiento. Un juicio salomónico: que ninguno de los partidos dinásticos sea un obstáculo para que el otro gobierne. Así, sin más, tercera vía de concordia.

Ignoro qué entenderá González por "gobernar". Apuesto algo a que el resto de los mortales entendemos "aplicar un programa". Corresponde a los socialistas demostrar a su antiguo secretario chino y actual jarrón general por qué deben gobernar ellos y aplicar su programa. No es mi tarea.

Mi tarea es poreguntar González, como ha hecho, Iñaki Gabilondo si él cree que se debe dejar gobernar otros cuatro años al Rajoy de los sobresueldos y el partido imputado en un proceso penal. Y preguntar, algo más allá, si cree que el gobierno del PP es un gobierno y el PP un partido. O son otra cosa, procesalmente hablando. Y, aun más allá: si conoce cómo las está pasando la gente, si tiene idea de los indicadores de desigualdad, pobreza, miseria, emigración, etc.

Propiciar que este gobierno arbitrario, injusto, abusivo, autoritario, corrupto, expoliador siga campando por sus respetos otros cuatro años sí que es un error. No hace falta un editorial para verlo. Basta con abrir los ojos.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED