miércoles, 3 de octubre de 2012

El despilfarro continúa: 200 millones de euros para autopistas que no van a ninguna parte / Asier Martiarena

No hay dinero para becas, ni para ayudas en material y comedor escolar... pero sí que hay 200 millones de euros para rescatar negocios ruinosos como las autopistas y autovías del Estado. Así se desglosa en los Presupuestos Generales del Estado para 2013 donde el Ministerio de Fomento dispondrá de esa cifra para otorgar préstamos a las concesionarias de autopistas que actualmente están en quiebra o en riesgo de quebrar.
 
En la actualidad, de la decena de las sociedades concesionarias de autopistas que afrontan desde hace tiempo el riesgo de quiebra, cuatro ya se han acogido a procesos concursales. La Madrid-Toledo y la R-4 Madrid-Ocaña han solicitado el concurso, y la Cartagena-Vera y las radiales de Madrid R-3 Madrid-Arganda y R-5 Madrid-Navalcarnero, el pre concurso.

Estas cuatro sociedades, que suman un pasivo de 2.171 millones de euros, realizaron una inversión en la construcción y puesta en marcha de las vías de 3.338 millones de euros. En todos los casos, se trata de autopistas que entraron en servicio en los últimos años.

¿Por qué fracasan las nuevas construcciones y funcionan las antiguas? La respuesta no entraña demasiada dificultad. En los últimos tiempos se han construido carreteras de pago innecesarias. En algunos casos simplemente son trazados paralelos a vías ya existentes y gratuitas como las radiales de Madrid.

Y en otros casos se han elegido trazados que únicamente beneficiaron a los expropiados -rumores sobre favoritismos con amigos y familiares de altos cargos no faltan-.

Pero lo sorprendente es que se ha llegado a construir carreteras que no van a ninguna parte como la autovía A-14. Una autovía fantasma que lleva abierta más de cuatro meses y que no es utilizada por nadie salvo por los curiosos por recorrer los 7 kilómetros de trazado desierto.

La carretera une Alguaire y Almenar (entre ambas apenas 6.000 habitantes) pero ni siquiera sus vecinos la usan porque hay que dar un rodeo enorme para tomarla. La crisis hizo el resto paralizando la construcción de nuevos trazados. De ahí que los 37 millones de euros invertidos hayan servido para hacer una autovía en medio de la nada. Ni va a Lleida -supuesto inicio del recorrido-, ni llega al Valle de Arán -supuesto final-.

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