domingo, 4 de diciembre de 2011

El desgaste de los barones del PSOE dificulta el control del Congreso Federal por los aparatos

MADRID.- La doble derrota electoral que ha sufrido el PSOE en sólo seis meses ha colocado a todos sus líderes en una situación de debilidad y provisionalidad tal que hará prácticamente imposible que los aparatos, a cualquier nivel, controlen el próximo Congreso Federal, del que deberá salir el nuevo secretario general del PSOE.

   Según distintos dirigentes, cuadros y parlamentarios, al hecho obvio de que el voto de los delegados al Congreso es secreto se suma el malestar que los territorios arrastran desde las elecciones autonómicas y municipales. Por eso, los líderes regionales es esfuerzan por guardar el equilibrio y no dar pistas sobre sus preferencias para el próximo liderazgo.
   Es más, los apoyos que recibió el candidato electoral, Alfredo Pérez Rubalcaba, inmediatamente después del 20N se fueron moderando a medida que pasaban los días y hoy todos se limitan a esperar, expectantes, a que llegue el momento en que desvelen sus cartas tanto Rubalcaba como la ministra de Defensa, Carme Chacón y, posiblemente, algún tercero.
   La situación la resumía esta semana el alcalde de Toledo, Emiliano García-Page: "Hoy nadie reconoce jefes". Otro de los consultados va aún más allá: "Si alguien pensaba que podía haber un pacto de no pedir responsabilidades (por las derrotas electorales) entre los secretarios regionales y Rubalcaba, éste estaría condenado al fracaso".
   La mayoría, sin llegar a esos extremos, admite que, con la vista puesta en las elecciones generales, todas las federaciones pospusieron análisis y decisiones tras la derrota del 22 de mayo. Incluso, al malestar generado por la derrota se sumaron algunos conflictos durante la elaboración de las listas para las elecciones generales que empeoraron el ambiente (como sucedió en Zamora y en Cáceres).
   Así, los 'barones' tienen hoy un ojo puesto en Ferraz y otro en sus territorios, donde afloran los conflictos orgánicos: En Andalucía las agrupaciones municipales de Jaén y Almería están en manos de gestoras; en Castilla y León sucede lo mismo en las provincias de Zamora y León; otro tanto pasa en la ciudad de Alicante y en la de Cáceres.
   En Murcia hay movimientos que reclaman la dimisión inmediata de Pedro Saura, a pesar de que ya ha anunciado que no volverá a competir por la secretaría general en el próximo Congreso regional. En Galicia se han anunciado "movimientos" para buscar un candidato alternativo a Pachi Vázquez.
   En el PSPV ya se han postulado dos personas para disputar a Jorge Alarte la secretaría general, aunque los sectores mayoritarios del partido, los partidarios de Alarte y los antiguos 'lermistas' encabezados por Ximo Puig en el último Congreso, están empeñados en no abrir brechas y mantener al partido cohesionado.
   En este escenario, algunas fuentes apuntan que, si era previsible que muchos 'barones' dieran su apoyo a Rubalcaba, Chacón podría recabar apoyos entre los descontentos. Partidarios de la ministra confirman que está recibiendo "apoyos de personas significativas" y "referentes", aunque sin cargos orgánicos, muchos lugares de España.
   Sin embargo, el panorama no es homogéneo: En Madrid, los críticos con el secretario general, Tomás Gómez, pueden inclinarse por Rubalcaba, y lo mismo puede suceder en Castilla-La Mancha.
   Así las cosas, todos dicen estar a la espera de que se presenten las candidaturas, algunos incluso empiezan a impacientarse y tienen la sensación de que Rubalcaba y Chacón están 'vigilándose' mutuamente y haciendo cálculos, tal vez demasiados, de cuál es el mejor momento para anunciar su decisión. Lo que deberían, sostiene un dirigente, es mostrar decisión y liderazgo en un momento de incertidumbre general en España y poner fin a una demora que "les hace perder fuerza".
   Sobre el momento más oportuno las opiniones son dispares. Muchos --tanto entre los partidarios de Rubalcaba como entre los de Chacón-- sostienen que la "inercia" favorece al exvicepresidente, puesto que se le visualizará cómo líder de la oposición en el debate de investidura, y que Chacón no ha dado aún pistas de su proyecto.
   Entre los fieles a la ministra, en cambio, hay quien sostiene que a Rubalcaba no le está beneficiando el tener ya un discurso reconocible --el de la campaña electoral--, que en estas semanas sólo él está acumulando desgaste e, incluso, que puede salir 'quemado' del debate de investidura. Incluso empiezan a preguntarse si Rubalcaba está realmente decidido a dar el paso.
   En todo caso, los sondeos de posibles apoyos se llevan a cabo con el mayor sigilo y los consultados apuntan a que cualquier aspirante esperará a que pase el debate de investidura antes de anunciar su decisión.
   Además, todos esperan que cuando los candidatos den el paso adelante den a conocer también quiénes son sus equipos y cuál es su proyecto y su modelo de partido.
   Todos los consultados insisten, además, en no descartar la aparición de nuevos aspirantes. Pero, una vez que los vascos Patxi López y Eduardo Madina se han autodescartado, pocos se atreven a aventurar nombres, y sólo siguen sonando en algunos círculos el exministro Juan Fernando López Aguilar y el alcalde de Toledo, Emiliano García-Page.

La recesión económica llama a la puerta de España

MADRID.- Una reunión 'secreta’ se produjo el pasado jueves en la que participaron los principales servicios de estudios del país, incluido el del Banco de España. Se trata de un encuentro reservado que se celebra cada cuatro meses y en el que los mayores expertos de coyuntura reflexionan sobre el momento de la economía española. Sin cámaras y sin micrófonos, lo que permite dar rienda suelta a sus opiniones. Por supuesto que nada se ha filtrado oficialmente de aquel encuentro, pero lo dicho allí pone negro sobre blanco tanto la dimensión de la crisis como los problemas que tendrá Rajoy para gobernar, según se escribe hoy en 'El Confidencial'.

Los papeles que allí se manejaron muestran que la economía española -consenso de los allí presentes- puede caen en 2012 nada menos que un 1%, lo que llevará el desempleo hasta los 5,7 millones de parados. O lo que es lo mismo, es muy probable que la tasa de paro supere el 24% de la población activa. Como sostiene uno de los asistentes a la reunión, las simulaciones macroeconómicas que allí se presentaron ‘asustan’. Algunos servicios de estudios, incluso, no descartan que el PIB caiga un 2% o un 3% el año próximo. En otras palabras, una recesión en toda regla casi un quinquenio después del comienzo de la crisis.

No se trata, por lo tanto, de una simple recaída durante un par de trimestres, que es la versión cuasi oficial que se traslada a los medios de comunicación, sino de una contracción importante del PIB, lo que da idea de lo que se encontrará el nuevo Gobierno. 

La causa de tan lúgubre escenario tiene que ver con cuatro factores que caen a plomo sobre la economía española: el retroceso del consumo privado por el mal comportamiento del empleo y de los salarios; la desaceleración del comercio mundial; la contracción del crédito a familias y empresas derivada de los nuevos requerimientos de capital que Basilea III obliga a hacer a la banca y, por último, el efecto del ajuste fiscal, que provocará una caída significativa de la inversión pública. Sin duda, muchos e intensos problemas para un Gobierno que, paradójicamente, tendrá su mejor aliado en la crisis.

Con más de cinco millones de parados y una economía sin aliento, la capacidad de sacrificio de la ciudadanía es grande, y en eso hay consenso. Por supuesto que los sindicatos no tienen fuerza alguna para doblar el pulso a un Gobierno elegido hace muy poco con mayoría absoluta gracias a la descomposición interna y externa del PSOE y a sus propios errores. 

Como sostiene en privado un dirigente del PP, lo que ocurrió en 2002, cuando Aznar retiró su propia reforma laboral, fue un error y no volverá a repetirse. Rajoy, por lo tanto, seguirá adelante con las reformas y los recortes aunque se incendien las calles, lo cual no es previsible en un contexto como el actual. Sobre todo cuando los inspectores de la UE y del FMI van a vigilar a España de cerca a cambio de una línea de crédito que permita al Tesoro Público zafarse de los mercados al menos durante algún tiempo. Dinero fresco a cambio de ajuste y de reformas liberalizadoras, las clásicas recetas del Fondo Monetario, como bien saben los países latinoamericanos.

Este escenario de paz social -en el mundo sindical una vieja sentencia sostiene que quien no negocia el conflicto social no existe-, no es, sin embargo, suficiente para sacar adelante el país.

Rajoy se la juega en los próximos días si el Consejo Europeo del próximo día 9 decide incluir la tasa de paro como una de las condiciones para estar en la primera velocidad del nuevo Tratado de la UE, que supone acabar -al menos sobre el papel y en un primer momento- con la soberanía fiscal de las naciones con problemas. Si Rajoy no consigue convencer a Merkel y Sarkozy de que el desempleo quede fuera de los criterios para tener acceso a la primera velocidad, España está muerta. O mejor dicho, tiene por delante un largo periodo de depresión económica que empobrecerá al país.