miércoles, 23 de noviembre de 2011

El valor de la informacion en la agricultura / David Uclés *

Seguir apostando exclusivamente por el músculo, por el volumen, por el ahorro de costes, nos llevará a un calvario más o menos prolongado.

En estos días estamos dando los últimos toques a los informes anuales que sobre las campañas hortofrutícolas de Huelva y Almería que realiza la Fundación Cajamar, lo que nos ha dado pié para reflexionar en torno al futuro agrario de estas provincias. La relevancia de estos informes, obviamente, viene dada por la importancia económica de frutos rojos y cítricos en Huelva y hortalizas en Almería. Para estas dos provincias, y para la balanza comercial de Andalucía, estas producciones primarias son cruciales. En sus territorios, son grandes generadores de valor añadido y empleo lo cual resulta paradójico, al tratarse de producciones en fresco, sin transformar. 

Posiblemente, la clave para sus relativos precios más elevados sea su corta vida, ya que el tiempo se vuelve un input relevante en la cadena de distribución de los mismos.

Estas agriculturas han permitido a ambos extremos de Andalucía desarrollar economías locales potentes, con un desarrollo exterior muy avanzado, muy permeable a la incorporación de nuevas tecnologías y generador de diversidad productiva. Sin embargo, los tiempos cambian, y hoy nos enfrentamos a un momento en el que el valor se encuentra más vinculado al trasiego de información que a los flujos materiales. Por eso, las fases en las que se incorpora hoy más valor son la del diseño y la de venta al por menor. 

En este sentido, la agricultura ¿incluso la más desarrollada? se encuentra a medio camino del proceso. Por un lado, la fase de diseño está en manos de las multinacionales de semillas que trabajan en un mercado cada día más "cartelizado". Por otro, la gran distribución se ha señoreado del último tramo de la cadena, controlando el flujo y las características de los productos que llegan a los consumidores. En estas circunstancias, el productor agrario, sus cooperativas o sus estructuras de comercialización, se convierten en sujetos intercambiables y prescindibles. Los precios en estas circunstancias tienden a la baja (sobre todo si los miramos en términos reales) y los costes al alza.

De momento, el volumen de producción, el músculo, es lo único que obliga a la demanda a seguir comprando en nuestras zonas de origen, pero las tendencias en el comercio internacional están habilitando nuevas zonas productoras en países cercanos. Una mayor productividad, menores costes unitarios, es una solución a corto plazo, pero a medio y largo provocan sobreproducción y mayores presiones bajistas sobre los precios. Es decir, las soluciones meramente agrarias o productivas no son válidas por si solas. Hay que buscar el futuro de la agricultura más allá de las concepciones ingenieriles o de proceso. Hay que lograr posicionarse en las fases de producción en las que se controla la información relevante.

Nuestro músculo productivo aún resulta un condicionante, es el momento de lograr acuerdos que permitan a los agricultores tener acceso a la información relevante sobre los productos demandados y los cambios en los gustos de los consumidores. En este sentido, habría que buscar contratos de venta en los que se pueda acceder a datos en los diferentes destinos u organizar estructuras de distribución alternativas que procuren dicha referencia. Por otro lado, la investigación en genómica ya desarrollada posibilita la adquisición de conocimientos básicos para el desarrollo de variedades nuevas. La investigación básica ya está hecha, el desarrollo de aplicaciones requiere menos tiempo y dinero.

Seguir apostando exclusivamente por el músculo, por el volumen, por el ahorro de costes, nos llevará a un calvario más o menos prolongado en el que más pronto que tarde alguien más fuerte que nosotros nos terminará expulsando del mercado.

(*) Director del servicios de estudios de la Fundación Cajamar

Indignados y por la Regeneración

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Editado por Francisco Poveda y un grupo de sociólogos para contribuir a la regeneración de la vida pública española con toda aquella información u opinión de interés general que sirva de motor para la inevitable catarsis del sistema tras ser carcomido por la codicia y la impostura...