viernes, 25 de noviembre de 2011

Las elecciones de hoy en Marruecos ponen a prueba las reformas

RABAT.- Las elecciones parlamentarias de hoy viernes en Marruecos podrían dar lugar al gobierno más representativo que ha habido hasta ahora en el país norteafricano después de que el rey Mohamed VI respondiera a los levantamientos de la Primavera Árabe cediendo ciertos poderes, pero muchos marroquíes dudan de que vayan a suponer un cambio profundo.

Los comicios serán seguidos de cerca como prueba de la capacidad de las monarquías árabes para aprobar reformas graduales que satisfagan las demandas de la población de más democracia sin revueltas del tipo de las sucedidas en el vecino Túnez, en Libia, Egipto y Siria.
En contraste con elecciones anteriores, en las que el resultado estaba claro de antemano, para el viernes hay una gran igualdad entre un partido musulmán moderado y una coalición nueva de liberales con vínculos con el Palacio Real.
De acuerdo con las reformas constitucionales apoyadas por el rey este mismo año, el nuevo gobierno tendrá más competencias, aunque el monarca seguirá conservando la decisión final en cuestiones de defensa, seguridad y religión.
Pero esta tendencia hacia una mayor democratización podría flaquear si el día de la votación se ve ensombrecido por compras de votos similares a las que han ocurrido en el pasado, y si posteriormente hubiera señales de que desde Palacio se intenta interferir en el nuevo gobierno.
"Es un momento de crisis, en realidad: escoger entre el régimen del viejo estilo o un cierto cambio", declaró Lise Storm, importante conferenciante de Oriente Próximo en la Universidad británica de Exeter.
"Los dirigentes saben que no pueden seguir dirigiendo los asuntos públicos del mismo modo en que lo hacían antes".
Los dirigentes marroquíes - y sus aliados occidentales - sostienen que el país es un modelo para Oriente Próximo que ofrece una alternativa positiva a las convulsiones de la Primavera Árabe.
Desde que sucedió a su padre Hassan II en el trono en 1999, Mohamed VI ha recibido alabanzas por mejorar los derechos humanos. Cuando las manifestaciones prodemocráticas estallaron este año inspiradas por las revoluciones en otros países, respondió hábilmente proponiendo unas reformas constitucionales que quitaron cierta fuerza al movimiento.
Pero sigue habiendo una minoría que dice que las reformas no fueron lo suficientemente lejos. Miles de personas acudieron a las manifestaciones convocadas en varias ciudades el pasado fin de semana pidiendo el boicot de los comicios.
La mayor preocupación para Palacio no es el boicot, sino que la apatía entre muchos marroquíes suponga una baja asistencia que pudiera quitar el brillo a lo que se está intentando publicitar como un triunfo de la democracia.
Muchos ciudadanos tienen problemas para entender qué novedad suponen estas elecciones, sobre todo porque los principales actores llevan en la escena desde hace años.
"Esta elección no será diferente a otras, nada ha cambiado", dijo Redouan, un joven de 12 años en un barrio de clase trabajadora de la capital, Rabat. "Mismas caras, mismos nombres. Mismos partidos políticos".
Mohamed VI ha dicho que quiere elecciones que sean "libres, justas y competitivas", pero ya habido señales de que las turbias prácticas electorales del pasado siguen vigentes.
"El dinero es lo que mueve la asistencia a las urnas en Marruecos", dijo Ali Anozla, redactor jefe del portal independiente de noticias Lakome.com.
"La mayor parte de los candidatos que se presentan en estas elecciones son destacados empresarios y propietarios de tierras y ya estamos volviendo a escuchar casos de uso masivo de dinero en estas elecciones", añadió.
De acuerdo con las reformas constitucionales, el rey escogerá al próximo primer ministro del partido que logre más votos. Ya está claro que será alguien nuevo, porque Istiqlal, el partido del actual primer ministro, Abbas Al Fassi, es muy impopular.
El moderado Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) dice que cree que podría ser el ganador y espera repetir el éxito de la formación musulmana que fue la más votada en las elecciones de Túnez del mes pasado.
Su principal rival es la Coalición para la Democracia, una alianza de ocho partidos que se formó en octubre. El bloque está encabezado por el ministro de Finanzas en el Gobierno saliente, pero muchos analistas dicen que su principal fuerza es un amigo del rey que solía tener un cargo importante en el Miniserio del Interior antes de fundar un partido político.
Los sondeos están prohibidos en las últimas dos semanas, por lo que es difícil decir cuál de los dos ganará. Los analistas creen que el resultado estará muy ajustado.
Sea cual sea el ganador, es poco probable que logre el apoyo suficiente para formar gobierno por sí solo, lo que le obligará a buscar una alianza o incluso una "gran coalición" entre los musulmanes y los liberales. Esta posibilidad preocupa a los economistas, que prefieren un gobierno cohesionado que pueda reducir el déficit presupuestario, un paro juvenil que supera el 30 por ciento y atienda a las necesidades de los 8,5 millones de marroquíes que viven por debajo del nivel de la pobreza.
"Nuestra preocupación es que Marruecos acabe con un parlamento dividido y un gobierno no tan homogéneo que no pueda hacer nada. Eso sería un peligro", dijo Liz Martins, economista de Oriente Próximo en HSBC.

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