sábado, 19 de noviembre de 2011

Agricultura, turismo y agua, perjudicados en España por el cambio climático

MADRID.- Los científicos del Grupo de Expertos de Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés), han advertido de que las proyecciones de cambio climático indican que en el sur de Europa empeorarán las condiciones climáticas, que aumentarán las altas temperaturas y las sequías y que en la zona habrá una menor disponibilidad de agua, que afectará a sectores como la agricultura, el turismo estival y el potencial hidroeléctrico.

   Así se desprende del resumen para políticos del 'Informe especial sobre la Gestión de riesgos de fenómenos extremos y desastres para fomentar la adaptación al cambio climático', aprobado por los gobiernos miembros IPCC en Kampala (Uganda).
   Además, prevé que en Europa el cambio climático agudizará los riesgos para la salud por el efecto de las olas de calor y los incendios incontrolados, al tiempo que las áreas montañosas experimentarán la retracción de los glaciares; disminuirá la cubierta de nieve y el turismo de invierno, y esto provocará una "abundante" perdida de especies, en algunas áreas hasta en un 60 por ciento, si se mantiene un escenario de altas emisiones de aquí a 2080.
   Asimismo, en el viejo continente el calentamiento magnificará probablemente las diferencias regionales en cuanto a los recursos naturales y generales en Europa. En ese sentido, los científicos advierten también de que entre los impactos negativos se espera un mayor riesgo de crecidas repentinas en el interior; una mayor frecuencia de inundaciones costeras y un aumento de la erosión, a causa del aumento de tempestades y del nivel del mar.
   El informe apunta también que de proseguir las emisiones de gases de efecto invernadero a una tasa igual o superior al actual, el calentamiento aumentaría y el sistema climático mundial experimentaría en el siglo XXI numerosos cambios, "muy probablemente mayores que los observados durante el siglo XX".
   Concretamente, los expertos vaticinan que en las próximas dos décadas la temperatura global aumentará aproximadamente 0,2 grados centígrados. Esto generaría unos "retroefectos del clima-ciclo de carbono más acentuados".
   Igualmente, el documento señala que el calentamiento reduce la incorporación terrena y oceánica de CO2 atmosférico, lo que incrementa la fracción de emisiones antropógenas (provocadas por el hombre) que subsiste en la atmósfera.
   En este contexto, augura que los cambios a escala regional abarquen un calentamiento máximo sobre tierra firme y en la mayoría de las latitudes septentrionales altas y mínimo sobre el océano austral y partes del Atlántico Norte; la contracción de la superficie de las cubiertas de nieve; mayor profundidad del deshielo en la mayoría de regiones de permafrost.
   Por ello, esperan que de seguir así, los hielos marinos desaparecerían "casi completamente" al final de los veranos a finales del siglo XXI y "muy probablemente" aumentaría la frecuencia de valores extremos cálidos, es decir, olas de calor y precipitaciones intensas.
   Al mismo tiempo, prevé que "probablemente" aumentará la intensidad de los ciclones tropicales y que se desplacen hacia los polos las trayectorias de las tempestades extratropicales, con los consiguientes cambios en los vientos, las precipitaciones y las temperaturas.
   Estas situaciones, según concluye el informe, estarían causadas, entre otras causas, por la actividad antropogénicas, ya que las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero humanas han aumentado desde la era preindustrial en un 70 por ciento entre 1970 y 2004. "Con un grado de confianza muy alto, el efecto neto de las actividades humanas desde 1750 ha sido un aumento de la temperatura", indica el documento.
   Los expertos han concluido también que las influencias humanas "muy probablemente" han contribuido al aumento del nivel del mar en la segunda mitad del siglo XX; que "probablemente" han contribuido a alterar las pautas eólicas, afectando el recorrido de las tempestades extratropicales y las pautas de temperatura; y "probablemente han elevado la temperatura de las noches extremadamente cálidas, de las noches frías y del días fríos".
   Al mismo tiempo concluyen que es "más probable que improbable" han intensificado el riesgo de olas de calor y han incrementado la superficie afectada por la seguía desde los años 70, así como la frecuencia de las precipitaciones intensas.
   Por otro lado, el extenso informe, advierte de que la alteración de la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos, sumada al aumento del nivel del mar, tendrán "previsiblemente efectos extremadamente adversos sobre los sistemas naturales y humanos".
   Además, añade que el calentamiento antropógeno podría producir impactos abruptos o irreversibles, en función de la rapidez y magnitud del cambio climático.  La pérdida del nivel del mar de varios metros, cambios de gran magnitud en las líneas costeras e inundaciones en extensiones bajas. Sus efectos, avisan de que serían "máximos" en los deltas fluviales y en las islas de baja altura.
   "El cambio climático producirá probablemente algunos impactos irreversibles. Con un grado de confianza medio, entre el 20 y el 30 por ciento aproximadamente de las especies consideradas hasta la fecha estarán, probablemente, más amenazadas de extinción, si el calentamiento promedio mundial aumenta en más de 1,5 ó 2,5 grados centígrados respecto al periodo 1980-1999. Es más, si el promedio de la temperatura mundial aumentara más de 3,5 grados centígrados, los modelos indican que podrían producirse "extinciones masivas" en todo el mundo (entre el 40 por ciento y el 70 por ciento de las especies estudiadas".
   Por otro lado, el informe considera que "será necesaria una adaptación aún mayor a la actual para reducir la vulnerabilidad al cambio climático", aunque reconoce que hay "obstáculos, límites y costes que no han sido suficientemente analizados". A su juicio, la capacidad de adaptación "está íntimamente relacionada" con el desarrollo social y económico, aunque lamenta que se halla "desigualmente" distribuida tanto entre las sociedades como en el seno de estas.
   Finalmente, el documento plantea una serie de propuestas y recuerda que los gobiernos disponen de una "gran diversidad" de políticas e instrumentos pra crear incentivos que primen las medidas de mitigación.

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