domingo, 30 de enero de 2011

El paro juvenil y el hartazgo popular contra el poder arden por la gasolina que suponen internet y Al Yasira / Borja Bergareche

Durante décadas, la prensa anglosajona se refirió a la «calle árabe» para intentar agrupar acontecimientos en Argel, Damasco o Riad, que respondían en realidad a dinámicas diferentes, si bien con una lengua, una etnia y un lugar en el mundo comunes. El árabe es el idioma oficial en 25 países, un conglomerado de unos 360 millones de personas que abarca realidades muy dispares. ¿Qué factores comunes explican ahora este increíble efecto dominó 1.
En el caso de Egipto, Mona El-Gobashi, profesora egipcia de la universidad de Columbia, considera que «los ingredientes para un cambio de régimen han estado presentes en Egipto desde hace años: desigualdad económica, exclusión política y el deseo popular de un nuevo presidente ». En efecto, una mayoría de población con menos de 30 años y unas elevadas tasas de desempleo caracterizan a la mayoría de estos países desde hace tiempo. Y explican unas periódicas «revueltas del pan» que los tiranos en el poder controlaban abriendo y cerrando el grifo de la represión y el clientelismo. Hasta ahora. Porque ya ha caído Ben Alí.
Como sintetiza Kapuscinski en «El Sha», el salto de una simple revuelta a la deposición de un gobernante ocurre en el instante en que un soldado se niega a abrir fuego sobre la multitud y un manifestante decide seguir avanzando, sin vuelta atrás. Aquí está Egipto.
¿Y qué falta para que Mubarak caiga? «Si las Fuerzas de Seguridad y EE.UU. retiran su apoyo al presidente, el cambio de régimen es posible», dice El-Gobashi. O Washington como pieza central del dominó. Desde Camp David, recuerda Jim Lobe, del Int. Press Service, «EE.UU. le ha aportado cada año unos 800 millones de dólares en asistencia y 1.300 millones en ayuda militar y, a pesar de condenas rituales sobre corrupción y derechos humanos, ha apuntalado a Mubarak como garante de Israel y Occidente». Obama, que en junio de 2009 apeló a los vientos de libertad en su discurso de El Cairo, tiene pues en sus manos gran parte de la respuesta.
¿Y, si cae Mubarak, quién será el siguiente? El virus parece afectar a regímenes republicanos sin hidrocarburos reseñables, lo que pondría a Siria y Argelia en la diana. La «legitimidad» divina protege por ahora a Mohamed VI y Abdalá de Jordania, mientras que, en las monarquías del Golfo, las regalías del petróleo han impedido que emerja de su estructura tribal una clase media-baja urbana como la que ocupa las calles del Magreb. Si prospera el proceso de transición, Túnez permitirá «enterrar de una vez por todas la disyuntiva «dictadura o islamismo» que alegaban todos estos regímenes para justificar su hegemonía», señala Jean-Pierre Filiu, especialista francés. Y la puerta a una nueva era en la región más caliente del planeta estará abierta.
¿Es duradero este movimiento pro libertad? Sí, porque el papel de internet como gasolina incendiaria ha alterado la ecuación. El lanzamiento de Al Yasira en 1996 comenzó a dar cuerpo a una auténtica «opinión pública árabe» no controlada por el afán censor de la Liga Árabe. La tele por satélite, internet, los blogs y las redes sociales han consolidado una «comunidad árabe» que, ahora sí. se ha echado a la calle.
http://www.abc.es/20110130/internacional/abcp-piezas-domino-caido-20110130.html

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