viernes, 5 de noviembre de 2010

Las cosas que mal empiezan... / Rafael M. Martos

... no sabemos cómo acabarán, que es justamente el pronóstico sin desenlace previsible de esa cosa que se ha dado en llamar "integración" de GIAL en el PP.
 
Mal empezó que el PP se empeñara en añadir al pacto de Gobierno firmado para el Ayuntamiento de Almería, la cláusula de que los de Megino estudiaran su "retorno", y así de mal se han ido sucediendo los acontecimientos hasta esta misma semana, en la que nada bueno se augura.
 
Y es que del hecho cierto de que GIAL pasó cinco concejales a dos, y de que no hay encuesta que de un duro (o concejal) por ellos en mayo de 2011, al final siempre ha trascendido la imagen de que era el PP quien imploraba el "retorno".
 
Ahora la situación es peculiar cuando menos. Lo normal hubiera sido pactar la disolución de GIAL dentro del PP, y la transformación de los carnet de un partido en carnet del otro partido... incluso hubiera sido aceptable que -como ocurre en estos casos, ya que esto no es nuevo, que le pregunten a tantos comunistas que formaron partidillos y grupúsculos para acabar en la casa común socialista- dirigentes del pequeños se integraran en la dirección del grande, y luego ya se harán las listas electorales en casa municipio.
 
Pero no, aquí lo primero ha sido ver cuantos de los míos puedo colocar en puestos de salida en tu lista, y cuantos asesores y personal de confianza, e incluso presupuesto, van a poder manejar los míos en la próxima corporación que tú presidas. Eso se parece mucho más a una coalición que a una integración, y el ejemplo más palmario es lo que se acordó sobre los pueblos, donde la candidatura la encabezaría el representante de la lista que más votos tuvo en las anteriores municipales; insisto en que lo lógico hubiera sido primero la fusión y luego la elección.
 
De momento esto ha quedado muy feo, pero no sólo desde fuera, también desde dentro. Y es que no es normal que se ponga a todos los militantes en la misma situación para así poder ajustar cuentas, que es lo que algunos han interpretado de esta decisión salomónica de apuntarse en una lista para que a modo de Primarias, los propios militantes elijan de entre ellos quienes irían a la del PP.
 
El caso es que más allá de si el procedimiento seguido hasta este momento ha sido el mejor o no -que a lo que se ve no lo ha sido- ante la situación actual, es decir, sobre si el alcalde puede vetar o no a quien proponga GIAL, Amat se limitado a emitir un críptico comunicado diciendo que Megino y él saben qué hablaron y que espera que se cumpla. Ya está.
 
También dice Amat que es bueno para los dos partidos, y eso es cierto, a ambos les interesa objetivamente. Lo que no es de recibo es lo mal que han llevado todo esto desde el principio, mezclando además, partido con institución, institución con provincia, para luego acabar otra vez liando las cosas.

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