domingo, 12 de septiembre de 2010

El origen de la aridez en el sureste de España se remonta al Holoceno

MURCIA.- Un estudio del departamento de Biología Vegetal de la Facultad de Biología de la Universidad de Murcia (UMU) ha determinado los orígenes históricos de la adaptación de los vegetales al medio seco en el sureste de España, que derivan del determinismo a largo plazo sufrido debido a la aridificación del clima, producida entre el Holoceno medio y tardío, así como de la contingencia de factores históricos como incendios forestales o cambios en las economías prehistóricas locales, factores que implicasen el agotamiento de los recursos.

El estudio, cuyo autor principal es el investigador de la UMU, J.S. Carrión, establece que no es posible comprender las complejas relaciones de los paisajes modernos sin recurrir a los estudios retrospectivos, según fuentes del Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC), dependiente del ministerio de Ciencia e Innovación.

Así pues, los científicos han revisado datos paleoambientales correspondientes al sureste de España, un paisaje vulnerable a la desertificación y cuyo paisaje cuenta con una presión humana desde la antigüedad. Al remontarse al Mioceno medio, ha discernido un componente xerofítico en los diagramas de polen del área sureste de la península, que sigue hoy presente.

Según el estudio, durante las glaciaciones del Pleistoceno, crecieron las praderas de las montañas y las estepas de las tierras bajas, pero la vegetación arbórea, aún con contracciones episódicas, siempre estuvo presente en la región, lo que explica parte de la diversidad moderna de especies vegetales.

La magnitud de los impactos humanos sobre la vegetación durante el Holoceno fue muy variable, con un comienzo temprano, por ejemplo, unos 5.000 años antes del presente, calibrados según el método de datación del radiocarbono, en las áreas de elevación moderada y en las cuencas de los ríos.

Así pues, la degradación de la cubierta forestal de las montañas tuvo un inicio más bien tardío, durante el período Argárico y alcanzó el máximo durante la ocupación del Imperio Romano, según este estudio en el que han colaborado investigadores de la Universidad de Granada, de la Universidad de Montpellier (Francia), de la Universidad de Wales, y del Instituto Pirenaico de Ecología en Zaragoza .

Durante los últimos milenios, los incendios, de origen natural o provocados por el hombre, en combinación con el pastoreo excesivo, probablemente han empujado a los bosques más allá de un nivel umbral, lo que ha desencadenado la expansión de las praderas, los arbustos espinosos y comunidades nitrófilas o del género Juniperus.

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