jueves, 10 de junio de 2010

Nubes de tormenta en el PSOE / Antonio López Henares

Está el país tan desalentado que no tiene ni fuerzas para protestar. Se ha visto con la huelga de funcionarios y más les valiera los sindicatos tomar nota. Las organizaciones sindicales , parte del problema e incapaces de otra postura que la intransigencia y el inmovilismo, se han socarrado en esta crisis y su desprestigio alcanza las cotas más altas de la historia

Las gentes han perdido la confianza pero parece que también la capacidad de respuesta. La resignación es el estado de animo más generalizado en nuestra sociedad. Resignación y un cierto fatalismo de que no hay otra salida que conformarse con lo que resulta inevitable.

Los sondeos de opinión son demoledores para un gobierno que sólo sale del búnker para meterse en algún charco , caso del Corpus toledano, pero las gentes creen que apenas nada pueden hacer para cambiar tal estado de cosas. Zapatero permanece atrincherado en su mayoría parlamentaria y no está por la labor de asomar siquiera la nariz por una urna. Cuando más tarde sea esa cita mejor es su cálculo.

Pero puede que se equivoque también en ello porque el hastío y la falta de credibilidad son crecientes y bien pudiera ser que la derrota acabara en una verdadera hecatombe. Zapatero puede dejar a la izquierda española en una sima tal que sea luego una tarea titánica el recomponerla. Porque su acumulación de poder y su personalismo, amen de su guardia pretoriano de Pepiños y Pajines, pueden estallar como una burbuja y hacer añicos a toda la organización.

¿Qué queda tras ellos?. Es la pregunta que hoy se hacen ya algunos de los socialistas que empiezan a pensar en un futuro sin Zapatero y en una situación de perdida de poder generalizado tanto a nivel autonómico como municipal que rematara en una perdida final de La Moncloa.

Por eso han empezado, con sordina pero de manera cada vez más insistente los cuestionamientos al hasta ahora incuestionable Zapatero. Lo han comenzado a hacer los barones autonómicos que ven peligrar sus sillones debido al negativo influjo de la política nacional. Hoy la marca ZP no sólo no suma sino que les malicia que les resta y cada vez más. Y por ello son cada vez más claros a la hora de poner distancias.

Lo de que no fuera por Cataluña fue algo más que un desliz, aunque se corrigiera de prisa y corriendo. Lo de Barreda pidiendo recortes de ministerios y lo de Fernandez Vara reclamando cambios de Gobierno son síntomas cada vez más claro de que algo se está moviendo aceleradamente en el interior del PSOE.

En los Comités no saldrá y la cosa parecerá que es balsa de aceite. Pero bajo la superpie empieza a haber oleaje y nubes de tormenta. No quieren que el derrumbe de Zapatero los entierre a todos con él. Y es lógico que quieran evitar ser sepultados por sus cascotes.

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