domingo, 7 de febrero de 2010

¿Claudicación del Gobierno? / Ramón Cotarelo *

Esta crisis, cuya existencia negó Zapatero durante meses perdiendo un tiempo precioso para combatirla, es producto de la política neoliberal que las sociedades avanzadas llevan años practicando. Su responsabilidad inmediata recae sobre los especuladores, financieros y banqueros, el meollo del capitalismo bandolero contemporáneo que llevó su codicia al límite de lo delictivo o lo traspasó. Esto es obvio y sólo quienes siguen lucrándose con la catástrofe lo niegan y llevan su desvergüenza a proponer como remedio las recetas del desastre.

En la mayoría de los países ha habido recesión, aumento del paro y crisis bancaria y financiera que los gobiernos han combatido rescatando las entidades en riesgo con cargo a los dineros públicos.

En España, en cambio, el Gobierno aseguró que el sistema bancario era sólido y, sin embargo, en línea con el entorno, creó un fondo de rescate de los bancos y derivó cuantiosos fondos públicos en su favor que, junto a los irresponsables dispendios de la época del superávit presupuestario, algo habrán hecho para convertir este en un déficit insoportable.

Aparentemente los bancos se sirvieron de esos fondos no para incentivar la economía, sino para sanear sus cuentas y mantener sus beneficios. La mayoría padece la crisis y la minoría se lucra con ella.

Con una tasa de paro que duplica o triplica la de otros países, el Gobierno empezó aplicando lógicas medidas keynesianas clásicas, además de las perversas de financiar a la banca, según su declarado propósito de impedir que paguen los más desfavorecidos.

Luego de algún tímido esbozo del tipo del Plan E y mucha huera retórica, el mismo Gobierno ha claudicado ante el chantaje de las instituciones financieras y las agencias de calificación (cómplices y autoras directas del desastre), abrazando las recetas neoliberales causantes de la crisis, con lo que esta ya la pagan y la pagarán más los sectores desfavorecidos.

Y no es de ahora: el Gobierno que aprobó la directiva de la vergüenza y que no hizo ascos iniciales a la jornada de 65 horas ha eliminado los incentivos y beneficios que otorgó en su día, ha incrementado la presión fiscal indirecta, quiere subir el IVA, pretende prolongar la edad de jubilación, rebajar las pensiones aumentando el periodo de cálculo (los políticos tienen uno de once años, que ya es sangrante), recortar el gasto público, precisamente el eje de la respuesta keynesiana, y realizar una reforma laboral que, salvo sorpresas, irá en detrimento de los trabajadores.

En el otro lado: se ha ido al rescate de la banca, se mantiene el abuso de las Sicav, hay un alto fraude fiscal (nadie ha tocado los paraísos fiscales en el exterior), la renta media declarada de los empresarios en España es inferior a la de los trabajadores, se mantienen los desorbitados primas y sueldos de los altos cargos (políticos incluidos) y nadie osa gravar los beneficios del capital industrial y financiero.

Con un Gobierno socialdemócrata la crisis la pagan los desfavorecidos y de ella se lucran los privilegiados. “Zapatero, no nos falles”.

(*) Catedrático de Ciencia Política / www.publico.es

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