jueves, 22 de octubre de 2009

La sociedad civil de Águilas se rebela contra las falacias de un alcalde demagogo e ignorante


VERA.- La sociedad civil de la vecina y murciana Águilas ha terminado por rebelarse contra las falacias, la demagogia, y la mentira como método, de su alcalde, el metalúrgico del PP y escasa instrucción, Juan Ramírez Soto, imputado de prevaricación ¿y cohecho? en el 'caso Zerrichera' y lacayo convicto de los intereses urbanísticos más atávicos, ante el alarmante desempleo entre la población, según se escribe hoy en http://murciaconfidencial.blogspot.com

Es la consecuencia de haber condenado políticamente a la tradicional agricultura a una gradual desaparición en espera de un incierto desarrollo turístico-residencial sustitutivo que, mal entendido por ignorancia de la atrevida banda que gestiona el Ayuntamiento, no se logra alcanzar ya que ahora no se puede basar en el ladrillo, tal como se había planificado desde el Ayuntamiento y el palacio de San Esteban, en Murcia.

Un 10% de los aguileños, hasta hace poco dedicados a la construcción, y otro 10% más ahora no tienen trabajo en la agricultura porque en la Marina de Cope y otros parajes del término municipal la falsa expectativa urbanística, demagogicamente propalada, casi ha obligado a sus propietarios a abandonar los campos.

También un 5% de aguileños, antes empleados en el pequeño comercio y los servicios, igualmente se encuentran en paro ante una brutal caída local de la demanda, agravada por la apertura de una gran superficie comercial autorizada por el alcalde a su amigo y mentor, el notario y promotor de negocios, Sebastián Fernández Rabal, de igual forma imputado actualmente en dos sumarios de sendos juzgados de Lorca y Murcia por los presuntos delitos de cohecho y fraude a la Hacienda Pública.

De ahí que, ante tal estado de cosas, la Agrupación Vecinal Aguileña (AVA) haya convocado para este viernes una manifestación de protesta bajo el lema “Por un pueblo sin miedo, limpio, culto y con trabajo”, autorizada por la Delegación del Gobierno pero tolerada de mala gana por Juan Ramírez, hasta el punto de haber mandado retirar unilateralmente las pancartas de su convocatoria y de lanzar una cortina de humo para la confusión al identificar los intereses de los convocantes con los de la Oposición local de izquierdas para no tener que asumir la responsabilidad del desastre de tipo económico y social a que él personalmente ha abocado a Águilas y la ruina moral en la que, como consecuencia, hoy se encuentra inmersa buena parte de los 30.000 habitantes censados en el municipio.

La Agrupación Vecinal Aguileña (AVA) es una asociación apolítica, que además ha sido reconocida recientemente por el Foro Ciudadano de la Región de Murcia, del que participa legalmente desde hace unos días. También forman parte de este colectivo vecinal cientos de ciudadanos extranjeros, muchos de ellos de la Unión Europea, residentes en el municipio.

La AVA ha denunciado en el cuartel de la Guardia Civil la sustracción de las tres pancartas colocadas en las calles Coronel Pareja, Puerta de Lorca e Iberia. La Policía Local confirmó poco después que, por orden verbal de la alcaldía, se encontraban depositadas en sus dependencias llevadas allí por trabajadores de los servicios municipales, tras una orden por escrito del concejal de Seguridad Ciudadana, Francisco Clemente.

A pesar de la censura municipal, la manifestación se celebrará por las calles más céntricas del pueblo partiendo desde el Placetón, hoy convertido en un solar abandonado, “como símbolo de lo mal que va Águilas, un pueblo gafado con sus gobernantes durante los últimos 10 años y cuya situación actual es insostenible”, al desistir sobre la marcha de la idea de construir allí un aparcamiento subterráneo pese a la oposición vecinal desde el esbozo del proyecto.

Alberto Giordano, presidente de AVA, denuncia que “el Ayuntamiento pasa olímpicamente de las quejas, propuestas y peticiones de los vecinos; la situación económica se deteriora cada día más y el malestar ciudadano ha ido creciendo hasta tomar la decisión de hacerse oír en la calle, a voz en grito”.

Giordano define el actual panorama de Águilas como “triste y desalentador, todo cada vez más sucio y abandonado, sin crearse puestos de trabajo mientras el Ayuntamiento sigue gastando dinero en cosas que no son urgentes y no invierte en sectores productivos, no logra hacer funcionar con eficacia el Polígono Industrial, ni la llegada de nuevas empresas.”

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