sábado, 22 de agosto de 2009

El Vaticano expresa su "dolor" por las muertes de inmigrantes en el mar

CIUDAD DEL VATICANO.- El presidente del Consejo Pontificio para los Emigrantes, Antonio María Vegliò, expresó hoy su "dolor" por las continuas muertes de indocumentados en el mar, al tiempo que recordó que todo inmigrante es una persona con unos derechos que deben ser respetados en cualquier situación.

"Nuestro Consejo Pontificio siente dolor por la continua repetición de estas tragedias y reafirma lo que dice el Santo Padre en (su última encíclica) 'Caritas in veritate': 'Cada emigrante es una persona que, como tal, posee derechos fundamentales inalienables que han de ser respetados por todos en cualquier situación'", dijo hoy Vegliò en declaraciones a Radio Vaticano.

Estas afirmaciones llegan cuando las autoridades italianas investigan la posible muerte en el mar Mediterráneo de 73 inmigrantes cuando intentaban alcanzar las costas de Europa a bordo de una barca en la que sólo consiguieron llegar a tierra cinco personas, todas de nacionalidad eritrea.

Los supervivientes fueron rescatados el pasado jueves por la Guardia de Finanzas italiana a 12 millas al sur de la isla de Lampedusa y aseguran que dos días antes una patrulla de las Fuerzas Armadas de Malta se negó a rescatarlos, ofreciéndoles sólo agua, pan y chalecos salvavidas.

"Ciertamente en nuestras sociedades llamadas civiles, en realidad se han desarrollado sentimientos de rechazo al extranjero, originados no sólo por desconocimiento del otro, sino también por un sentido del egoísmo en base al que no se quiere compartir con el extranjero lo que se tiene", incidió el presidente del dicasterio vaticano.

"Después se alcanzan extremos, donde el compartir de los bienes se hace mirando más que nada por el bienestar de los animales domésticos", añadió.

Según Vegliò, aunque estas tragedias se produzcan en distintas zonas del planeta, "la realidad es la misma": golpean a seres humanos que intentan ir a otro país para huir de la pobreza.

"Existe un derecho humano a ser acogido y socorrido. Eso se acentúa en situaciones de extrema necesidad, como, por ejemplo, estar a merced de las olas del mar", apunta el arzobispo.

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