miércoles, 29 de julio de 2009

La agricultura del levante almeriense, bajo seria amenaza de desaparición

CUEVAS DEL ALMANZORA.- Las expectativas a corto plazo del pequeño agricultor del Levante almeriense se presentan realmente negativas, al punto de que es posible que muchos abandonen el cultivo de sus tierras en un plazo de dos años, a juicio de 'Noticias de Almería'.

José Ponce, agricultor de Palomares que cultiva un total de quince hectáreas en producción, señala los factores que, a su juicio, inciden en la caída de las pequeñas explotaciones agrícolas de esta zona: "La subida de los agroquímicos en un 200%; la mala homologación de las semillas que no dan la calidad que daban años atrás -lo que se traduce en una disminución del 30% de la producción-, más la competencia en el caso de la sandía que supone la importación del producto de Panamá y la penetración de la sandía turca en la Unión Europea".

El kilo de sandía vendido en el campo se cotizaba hace tres años a aproximadamente veinticinco céntimos de euro, con unos costes cercanos a los diez céntimos por kilo, es decir, dejaba un pequeño margen.

Actualmente, la situación es a la inversa: el coste por kilo es de quince céntimos, mientras que la facturación media no supera los veinte céntimos, continúa explicando el agricultor de Palomares.

Para José Ponce, "las medidas a tomar para enderezar la situación agrícola del Levante pasan, por una parte, a la buena homologación de las semillas que incremente la producción; de otra parte, paliar la desventaja del agricultor almeriense que no cuenta con subvenciones, frente a la situación contraria de la subvencionada agricultura turca", condición que impide una competencia por igual en los mercados europeos.

En cuanto a la producción de tomate, el campo del Levante almeriense se enfrenta a la competencia marroquí con una obra de mano mucho más barata que en España.

Sin embargo, José Ponce opina que "el problema del tomate en esta zona almeriense no es el coste de la mano de obra, sino que las grandes empresas españolas tienen fuertes inversiones en Marruecos de tal modo que el tomate allí producido es casi hispano-marroquí; de otro lado, que el tomate precisa de grandes cantidades de agroquímicos y abonos, lo que encarece el coste del kilo producido".

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